La Plata – Argentina
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Introducción
En estas "10 historias" presento relatos relacionados con la aparición de extraños seres. Como siempre indico en esta serie, las historias son relatos que los propios testigos o terceros me han hecho llegar y que por el tiempo transcurrido o la falta de otra evidencia, no se puede profundizar demasiado en las mismas. La idea es que estas historias "no mueran" en los archivos, por eso las comparto con ustedes. En muchos de los relatos he decidido no incluir los nombres de los testigos.
"(…) Le relato brevemente este caso que me acabo de acordar, que se parece a tantos otros relatados por ahí. Una amiga conducía su auto por la ruta de Neuquén a Bariloche, cuando de pronto, ella que iba a 110 km/h aproximadamente, vio algo a lo lejos que se cruzaba en el camino, una criatura, que al frenar ella encandiló con las luces del auto. Ella lo describe como un animal parado en sus patas traseras como un canguro pero con cara de perro rottweiler, que la miró y saltó por encima de auto a lo largo de éste, y huyó por la pampa. Ella iba con sus hijos, pero estos no vieron nada porque iban durmiendo, sólo se despertaron por la frenada pero no alcanzaron a ver a la bestia".
2 --/--/1934 – Fiambalá (Catamarca)
Los siguientes dos relatos son parte de una recopilación de historias ocurrida en Fiambalá, Catamarca, hecha por Fernando Siárez y difundida en un trabajo hecho por Miguel Angel Gómez y Mariela Verónica De Tomaso, del Proyecto CATENT. Dicho trabajo fue publicado en su momento en la página "El Dragón Invisible".
"Unas primas de mamá, Margarita y otras chicas (aproximadamente 1934) estaban jugando cuando eran niñas, en una higuera. Se acostumbraba a tomar unas ramas y hacerlas de caballito; era a la siesta, estaba prohibido ir a jugar en el fondo de la viña, porque siempre los mayores decían "te va a salir el duende"; estaban jugando y de pronto una de ellas se da vuelta y mira que detrás de ella estaba sentado "un chiquitito" como dijeron; se asustaron tanto, se cayeron de las ramas, les salió sangre de la nariz, y hubo que atenderlas, todo una gritería un lío bárbaro. Se dijo que fue "otra de las apariciones del duende". Muchas personas en Fiambalá tienen anécdotas al respecto".
3 --/--/1959 – Fiambalá (Catamarca)
"Recuerdo que era muy chica pero ya sabia leer (año 1959 aproximadamente) y a la noche estábamos la abuela, mamá y yo en la cocina y no había luz eléctrica, creo que se cortaba antes, y había un farol para alumbrar cuando se salía afuera y una lamparita a kerosén en la mesa; yo estaba leyendo; mamá bordaba y abuela estaba cebando mate; y había terminado y se puso después a hilar y a torcer, tenia un huso grande, con una panza grandota de lana y en eso sentimos que se asustan las gallinas, como si anduviera algún perro o alguien que las quería comer o robar; entonces abuela y mamá salieron con la lámpara a ver que pasaba y yo seguí leyendo con la lamparita más chica; y en un momento dado yo miro hacia la silla, una silla que todavía está en casa, de algarrobo chiquita donde se sentaba abuela y donde ella había dejado el huso, y cuando miro en la silla había un enanito y lo único que alcance a ver (porque me asuste muchísimo) era una ropa marrón, como un tapadito y un sombrero y tenia en la manos el huso de la abuela, la cara no le vi. Entonces yo pegué un grito, me asusté tanto y volvieron corriendo mamá, la abuela; y me daban agua, y me preguntaban, y yo les conté, y me dijeron "no, seguramente es lo que lees tanto, ves cada cosa vos". Pero hasta el día de hoy estoy segurísima que lo vi".
4 --/07/1965 – Villa Regina (Río Negro) – 03:00
"Hola Carlos. Te cuento la historia. Mi amigo se llama XX, pero me pidió preservar su identidad. Por eso, gracias.
Pasó en el mes de julio de 1965. El tenía 11 años, serían las 3 de la mañana cuando se despertó sobresaltado y vio a 3 sujetos en su habitación, parados a 1,20 m aprox. de su cama, en frente, contra la pared. No recuerda bien por dónde entraba la luz con la que los podía ver.
El de la izquierda y el del medio tenían la misma altura, el de la derecha era más bajo. XX notó que no se podía mover y que había una especie de fuerza que lo atraía hacia ellos, pero él hacía fuerzas en sentido contrario, como para mantenerse en su cama. Recuerda que la frazada se corría de a poco. Escuchaba en su cabeza que entre ellos hablaban pero no veía moverse las bocas, sólo giraban y se miraban entre ellos.
El de la izquierda insistía en llevarlo, el de la derecha insistía en que "no servía". El del medio no participaba, sólo lo miraba fijo, posiblemente el que hacía que quede inmóvil.
Lo próximo que recuerda es aparecer en el patio, acostado en el piso en posición fetal, como durmiendo con la frazada al lado tirada. Según él habrían pasado 45 minutos. Hacía frío.
Esa noche los padres lo habían dejado en penitencia y encerrado en su habitación con llave por fuera, y seguía así cuando los padres fueron a ver qué le pasaba que estaba gritando afuera. El padre escuchaba los quejidos del chico y después de discutir un rato con la mujer si ir a ver o no, lo encontró en el piso del patio. La única ventana de la habitación tenía una malla metálica fija, que seguía así también. La puerta de la habitación daba directo al patio.
Descripción de los visitantes: Muy delgados, cabeza ovalada, blanca. Ojos grandes negros con una rayita blanca en el medio, transversal. Orificios muy pequeños como nariz y oídos y la boca como un tajo. Un traje color negro pegado al cuerpo – como los de los buzos – con una línea brillante blanca en el medio – como si fuera un cierre relámpago – de arriba hacia abajo. Cuello muy pequeño. Los brazos muy largos, las manos también y los dedos pasaban la mitad de las piernas. Los pies no los vio porque tapaba la cama. Cuerpos totalmente rectos y le llamaba la atención como viéndolos tan débiles podían ejercer tanta fuerza.
La familia era muy humilde, al igual que el barrio – Don Bosco – en la ciudad de Villa Regina, Río Negro. No tenía acceso a revistas de historietas y sólo un televisor había en el barrio. Las revistas en ese entonces creo, mostraban a los extraterrestres como monstruos deformados y grotescos. Sólo años después viendo televisión vio a uno de los que ahora son típicas imágenes de extraterrestres y supo que eran como los que él había visto cuando era chico.
De luces recuerda que algo iluminaba a dentro de la habitación, pero no recuerda de dónde venía. Sonidos, escuchaba un zumbido pero no puede diferenciar si era durante o después, cuando todo pasó, un zumbido que le quedó como un eco en la cabeza.
Tuvo un dolor en la cabeza, atrás que se le extendía por el cuello también. Le duró varios días después de eso. El lo describe como un dolor en los huesos del cráneo, como si lo hubieran abierto y vuelto a cerrar.
La angustia de él se centra en el hecho de que los extraterrestres se debatían entre ellos si llevarlo o no, el más pequeño decía que "no sirve", y él escuchando todo en su cabeza. Pero finalmente pareciera que se lo llevaron.
A partir de esa noche, dice que le empezó como a "caer de repente" la pregunta "quién soy yo", en cualquier situación, y como era tan chico, se asustaba y salía corriendo".
5 --/--/1997 – Victoria (Entre Ríos) – Noche
"Carlos:
Gracias por responder mi e-mail. De acuerdo a lo que me decís te cuento una de las experiencias que vivimos con mi familia hace más o menos tres años atrás en el Cerro de la Matanza, por supuesto te hablo de Victoria; para ubicarte en la situación te cuento como se forma mi familia. Mi esposa (María Luján), mi hijo mayor Juan Pablo (hoy 20 años) y María Fernanda (18). La noche de este episodio estábamos junto con Silvia [Simondini], Andrea [Simondini] y Elena.
En un momento determinado, vimos una luz "extraña" que se movió en el río y luego permaneció quieta por un largo rato, Andrea iluminó hacia la luz, con un reflector tipo buscahuellas, pero no hubo respuesta. La noche estaba fría y luego de un rato de permanecer fuera de los autos, de a poco fuimos sentándonos dentro de los mismos. Primero Silvia en su auto con su madre, luego mi esposa y mi hija en el mío, después me senté yo en el sitio de conducir, quedando Andrea y Juan Pablo sentados en el frente de los coches, que estaban orientados hacia el río. Los dos tenían las filmadoras, Andrea encendida, Juan Pablo no. Todos permanecíamos atentos al panorama en el río, de repente Andrea se levantó, guardó sus cosas en el baúl de su auto y se sentó en el mismo pegando un portazo, a la vez con diferencia de sólo unos segundos Juan Pablo ingresó a nuestro auto velocísimo, cerró y puso la traba de la puerta.
Todos permanecimos un instante en silencio cuando por la hendijita del vidrio de la ventanilla se escuchó la voz de Andrea: "¡¡Mamá!! ¡¡¡No sabés lo que acabo de ver!!!!" y Juan Pablo grita "¡¡¡¿¿Dónde los viste!!!????". Bajamos las ventanillas y Andrea explica que por frente nuestro había visto pasar algo extraño, un ser... y Juan Pablo dice haber visto tres figuras de luz muy tenue a nuestra derecha, donde comienza a bajar el cerro. Los nervios nos invadieron un buen rato antes de bajar de los autos. Luego explicaron con detalles cada uno lo que había visto. Tomamos referencia de la distancia (unos veinte metros) que Juan Pablo relató vio a esos seres de una altura pequeña, claro que en ese lugar hay pendiente en descenso lo que bien podría haber sido de mayor altura.
Todo quedó en anécdota, hasta que unos meses después ya en Buenos Aires, nos volvimos a ver con Andrea y Silvia y nos mostró la filmación de su cámara, la cual en el momento en que ella lo ve pasar por delante nuestro estaba funcionando en trípode, la imagen es muy breve, pero se puede apreciar la silueta humanoide que cruza por delante del lente.
Daniel Valverdi"
6 Verano/1998 – Cerro Uritorco (Córdoba) – Noche
Luego de haber ascendido al cerro Uritorco, dos testigos descansaban en una de las cabañas que están al pie del mismo. En un momento, una de ellas ve dos seres luminosos flotando en la habitación. La otra no los ve pero siente su presencia. El siguiente es un resumen de una charla mantenida con una de las testigos en abril de 1998.
- Luego de algunos meses, ¿qué pensás de lo que te pasó en Capilla?
- Realmente creo que fue muy interesante, como el comienzo de algo... Lo que me sigue sin cerrar es por qué yo no puedo ver y puedo sentir, tendría que ser al revés. XX es más de sentir y yo más de ver. Es como si nos invirtieron para que nos probemos algo. Yo me desesperaba por ver y XX por sentir y las dos nos miramos como si nos faltara alguna prueba (aunque sabemos lo que ahí pasó) pero hubiese sido más intenso si yo veía y XX sentía. Calculo que pensaron que seria demasiado fuerte para nos.
¿Cómo eran los seres que vio XX?
- Nunca me dijo cómo los vio. Sólo me dijo "son iguales a los de los dibujos tiene boca chica y ojos grandes". Pero nunca me dijo nada más.
- ¿Vos en todo momento estuviste consciente?
- ¡Sí, sí! ¡Totalmente! ¡De eso no tengo dudas! ¡Y de que algo había ahí tampoco! Lo que me parecía raro era ver a XX que los veía. Parecía loca pero a mí se me levantaba la mano sola y sentía puntitos en todo el cuerpo. Así que no hay duda.
- ¿Durante la presencia de ellos no hubo algún efecto físico en la habitación? Por ejemplo, que hallan quedado algún tipo de marca o que se halla cortado la luz o cualquier otra cosa.
- No me fije. Estaba bastante oscuro.
- ¿Escucharon ruidos?
- No. Yo sentí un poco de no sé si miedo al principio pero algo así. Yo soy medio miedosa. Creo que por eso no se mostraron conmigo. La cosa es que con alguien más tal vez no hubiese tenido ese "miedo" pero como con XX uno nunca sabe, no sabía que reacción podía tener y no sé, era como que en un momento quería que termine y pasar a otra cosa, era como muy fuerte para mí, más porque sentía cosas y no veía nada. Eso me inquietaba porque yo para estar segura tengo que ver. Además soy un poco más consciente que XX y como he leído un poco más del tema habían cosas que me inquietaban. Pero en cuanto me tranquilicé los sentía que me decían que nos amaban y que no nos iban a hacer daño y que esto era sólo un comienzo, que seguiríamos en contacto. Claro, yo sentía eso. En ningún momento era voces definidas, es como cuando pensás. Algo así. Y después no sentía ruidos exteriores, sólo un gran vacío y mi corazón como en una habitación sólo sentía el tu tun tu tun de mi corazón pero muy, muy fuerte. Fuerte no de rápido sino de fuerte el sonido.
- ¿Cuánto duró todo y cómo terminó?
- Duró unos 10 minutos, creo. La verdad que no sé pero fue algo así. Puede que más o que menos porque cuando miramos la hora era de madrugada ya pero antes no habíamos visto el reloj. Terminó cuando yo no sentí nada más y XX les decía "bueno, ya está" como diciendo que ya no sabía más que hacer o algo así y desaparecieron.
- Vos, aparte de que se te levantara el brazo, ¿podías mover el resto de tu cuerpo?
- No lo intente. No sabría, creo que sí pero no fue mi intención hacerlo en ningún momento. Lo máximo que sentí fue cuando el cuerpo lo sentí enteramente lleno de puntitos (energía) y XX me dijo: ¡Tenés una arriba tuyo! Y fue impresionante lo que sentía. El corazón y la mano izquierda y los tres dedos de la derecha.
- ¿Te acordás lo que le dijeron a XX?
- XX no los escuchaba, solo veía que se les movían las bocas. Yo era la que sentía. XX preguntaba y yo le respondía.
- ¿O sea que ellos hablaban a través de vos?
- Sí, de alguna manera sí, pero yo más que nada lo sentía, sentía las respuestas. No sé si hacía alguna pregunta rara si se la respondía, sólo sentía eso, que me decían del amor y que era sólo el principio.
- ¿Y te acordás que estaban haciendo vos y XX justo antes de que pasara esto? ¿De qué hablaban?
- Sí, estábamos tiradas en la misma cama hablando, una en cada punta. Charlábamos de lo que nos pasó en la montaña...
- ¿Has tenido alguna experiencia de ese tipo luego de tu llegada de Capilla?
- Bueno... no como allá pero un par de veces sentí alguien o algo en mi cuarto y adonde yo lo sentía Adha le ladraba (viste que los animales ven).
7 --/08/1999 – Santiago del Estero – Noche
El siguiente relato forma parte del trabajo de Sebastián Jarré "Los misterios del norte", publicado en su momento en la página "El Dragón Invisible".
"(…) Llegó un día en medio de la semana, jueves. Durante la mañana fui a explorar el terreno donde habíamos visto la luz, y allí fue que encontré una rara huella circular con otra más pequeña dentro de ésta y en el medio de la tierra un hundimiento.
Ya por la tarde preparé los equipos que debía cargar: Filmadora, cámara de fotos, linterna, y binoculares. El señor de la chacra me dijo que podía usar su bicicleta así podía explorar mejor el lugar (Eso me ayudó de sobremanera ya que mis pies estaban muy lastimados por los kilómetros que recorría de día buscando algunas pistas o grabando relatos de la gente, que por cierto todos los testimonios coincidían en que la luz se veía entre las 22:00 hs y las 02:00 hs. También acertaban en su forma, colores y movimientos, según decían se movía de arriba hacia abajo velozmente, como si fuera una pelota que picaba, también se la podía observar oscilando sobre el monte como una especie de péndulo luminoso).
Llegó la noche finalmente. Era una noche muy oscura, y según me habían dicho era un día propicio para que la criatura atacase a la cabras. Ellos, los lugareños le habían puesto un nombre raro que no recuerdo bien, algo así como "Alma mula" (?).
Si bien yo había visto los cráneos, sin la piel y secos por el sol, me pareció que el orificio había sido hecho de alguna forma por equipos tecnológicos, ya que en la zoología terrestre que yo sepa es muy difícil que algo tenga un solo diente y encima que sea cuadrado y succione la materia cerebral. Según averigüé en distintas localidades, me dijeron que hace algunos años atrás una persona había muerto de esa manera, lo habían encontrado desnudo en el campo con el raro orificio en el cráneo. Este al igual que las cabras presentaba como único modo de defunción aquel misterios agujero.
Monté la bicicleta y le equipé la linterna en el frente de la misma. Me adentré al camino y me perdí poco a poco en la espesura del monte. Cuando llegué a la zona donde habíamos visto por primera vez la luz, me detuve y aguardé algunas horas. Más tarde fui en medio de la ruta observando los campos de los costados a ver si veía algo inusual. No observé nada.
Decidí luego de algunas horas emprender el regreso a la carpa, estaba extenuado y dolido.
Cuando volvía por el sendero quise detenerme en la casa de una mujer que según decían practicaba las artes de la magia negra. Dejé mis cosas a un costado de un árbol y sólo con la mochila con la filmadora me dirigí a donde vivía esta señora. Entré silenciosamente ya que sabía que si la mujer veía a alguien caminando por sus tierras, tal vez, dispararía algún arma de fuego. Casi llegando a la casa de ésta, noté que no había luz alguna, seguramente dormiría pensé.
En ese momento decidí regresar. Ahí fue que escuché por primera vez un sonido raro, algo así como un gemido mezcla serpiente y felino. Algo nuevo para mis oídos (me hubiera gustado tener una grabadora en ese momento).
Seguí caminando ya con un poco de temor. Cuando llegué donde había dejado mis cosas me subí velozmente a la bicicleta y marché por el sendero hacia el campamento.
Era agotador pedalear con tanto equipaje, no aguantaba más por llegar. De repente se oyó nuevamente ese quejido raro, luego los arbustos a mis costados se empezaron a mover. En principio creí que sería el viento, pero me di cuenta para mal, que no había viento ese día, entonces me apresuré más (Por dentro pensé, ingenuamente, que si le pasaba algo a la filmadora que me habían prestado, no me entenderían y como me la habían prestado después de mucho esfuerzo por conseguirla, no podía dejar que le ocurriera algo por algún puma que estuviera por ahí).
A medida que avanzaba, el sonido se me acercaba más y más. Realmente no sé si era que aquello se acercaba o yo iba en dirección de aquello. La linterna se fue zafando poco a poco y casi se me cae al suelo. Entonces la sujeté como pude y seguí iluminando el difícil camino.
Ahora el ruido estaba mucho más cerca, frente a mí. De pronto, algo salió de la inmensa oscuridad y se cruzó en mi camino, haciéndome frenar. La linterna se me zafó. Antes de que se cayera la linterna, sólo pude ver su increíble altura, más de dos metros y vi con detalle sus piernas, eran como las de un animal muy peludo, parado en dos patas (Ningún parecido con las descripciones de Pie grande), tenía una ligera semejanza a un perro o lobo muy peludo.
El resto del cuerpo no lo pude ver bien, sólo noté su altura como una masa oscura pues lo tendría a una distancia de aproximadamente 20 metros, y el haz de la linterna lo tenía enfocado más bien hacia el suelo.
Quedé a oscuras totalmente. Rápidamente la tomé y traté de encenderla pero no pude. Ante el pánico que tenía, me olvidé de todo, sólo recordé la luz química en mi bolsillo. Para cuando la iba a encender los ruidos se dirigían en mi dirección, ahora sí no había dudas que eso se acercaba. En la espesura de los arbustos pude ver una silueta gigantesca que avanzaba gimiendo para donde estaba, en ese momento me subí a la bicicleta y aceleré en sentido contrario, solté la luz química y pedaleé como pude.
De a poco este Ente se fue perdiendo, igual no giré para verlo pero sí oía sus gemidos que se alejaban...
Al otro día le conté lo sucedido a la familia donde acampaba. Ellos me dijeron que esa criatura era el que mataba a la cabras, y lo llamaron nuevamente "Alma Mula" (?)".
8 --/11/2002 – Bahía Blanca (Buenos Aires) – 23:00
"(…) El último caso ocurrió en noviembre de 2002, en plena época de mutilaciones en toda la zona de Bahía Blanca. Llego a mi casa a eso de las 23:00 hs (estaba instalando una red de PCs en horario fuera de oficina) y me encuentro a mi familia (esposa, dos hijos y una hija) encerrados en el comedor. Muy excitados, me cuentan que en el patio (30 de largo por 10, con pileta al fondo de 5 por todo el ancho, quincho-lavadero en la mitad y varios árboles frutales) hay unos seres luminosos, corro al patio seguido de las observaciones de cuidado de mi esposa y... no hay nada.
¿Qué había pasado?
Mi hija, había salido al patio a descolgar ropa y observa un par de seres luminosos (fosforescentes decía) que está parados a unos 6 metros de ella, frente a frente, llama al resto de la familia, sin gritar y todos salen para ver que uno se da vuelta y comienza a desplazarse, sin tocar el suelo, no tienen detalles, son como el contorno de un hombre, solo que sin pies. Se mueven hasta detrás del quincho-lavadero, se produce un destello e inmediatamente se introducen en la casa y cierran todo hasta 15 a 20 minutos que llego yo.
Son mi familia, son honestos y les debo creer. Pero hay dos testigo más, la perra y la gata. No hacen buenas migas, se soportan nada más, pero esa noche durmieron juntas, la gata ni bien entró en la casa, se descontroló de esfínteres (un desastre), la perra no paraba de llorar, esa situación duró unos 10 días, en los que sólo salieron al patio entre quejas y para que hagan sus necesidades.
Cuando se quedaron en el patio estuvieron un tiempo sin acercarse al lugar del hecho mencionado.
Según pude buscar, estos seres aparecen en tiempos de mutilaciones de ganado, encontré dos casos más, pero éstos tenían los ojos rojos".
9 --/02/2003 – Capilla del Monte (Córdoba) – 03:00
"El primer viaje que hice a Capilla fue en febrero de 2003, junto a mi esposa, paramos en la zona de Las Gemelas en una casa a lado de un monte. La primera noche alrededor de las 3.00 de la mañana me despierta el relinchar de unos caballos (había caballos en ese monte). Entre dormido pensé asomarme a la puerta por curiosidad pero sinceramente me dio un poco de temor. Luego, más despierto, siento un sonido de voces, me arrimo sin abrir la puerta y presto atención a los sonidos que al principio me parecieron ser de voces de niños jugando. Mi esposa se despierta y también las escucha y me pregunta qué es eso.
Al prestar más atención a los sonidos (descartando que a las tres de la mañana de un domingo por la noche haya niños jugando en ese lugar) escucho que las voces eran extrañas de un idioma desconocido, infantiles...
A la mañana siguiente me pareció ver una sutil marca circular de unos ocho metros de diámetro en el pasto anterior entre la casa y la calle.
Visité la zona dos veces más, atraído por el paisaje para hacer fotos y la energía del lugar. Una vez fui solo y anduve conociendo las grutas de Ongamira y otros parajes interesantes, no fui a buscar nada, tampoco me interné de noche en busca de luces. Creo que mi única experiencia extraña que tengo para contar es auditiva y no visual, aunque soy consiente y "siento" que la zona tiene una energía especial para cargar las pilas, lo que me llevó a ir dos veces más.
Con respecto a mi experiencia auditiva, que me atrevo a decir que es la única auténtica de las que describí, nunca nadie pudo darme una explicación, ni tampoco conocí alguien que haya tenido alguna experiencia similar.
(…)
Los sonidos que escuchamos se me harían difícil de reproducir por medio de una grabación, reproducción digital, imitación verbal, etc., más que nada porque lo que grabé en mi recuerdo es el momento. Creo que sería más acertado darte una descripción más detallada.
Aunque tengo como hobby trabajar con sonidos (hago algo de música electrónica y experimental con computadora, busco sonidos, grabo sonidos de agua, cortes, roturas de papel, etc., y luego los proceso con un nivel técnico un poco casero) pero así mismo no creo poder hacer una reproducción exacta.
Primero el relinchar de los caballos, que me despertó haciéndome saltar de la cama, y lo que me llamó a asomar la oreja a la puerta para ver el motivo.
La primera impresión al oír, antes de prestarle atención fue de niños jugando, corriendo, como un poco excitados... pero al ver que eran las 3.00 ??? (descarto los niños jugando)
También preste atención y creí que eran gatos en celo, que a veces parecen chicos, pero no, los gatos no hablan.
Mi mujer se despierta, me pregunta que pasa, yo le digo escuchá esas voces, ella también las escucha (descarto una ilusión auditiva de mi parte).
Eran voces que parecían infantiles, quizás dos, como cuando una voz se reproduce a más revoluciones, más rápido, habrán durado creo que unos 20, 30 segundos.
El tono era como de alegría, más bien continuas, sin pausas intermedias o pausas cortas, aunque nos dio temor por ser voces desconocidas y extrañas.
Obviamente no pude descifrar ninguna palabra, ni término, nada, ni relacionarlo con algún idioma conocido.
La proveniencia era como de unos 8 metros de la puerta (te repito que no abrí ni puerta, ni ventana ni nada, sólo puse todos mis sentidos a escuchar).
Adelante de la puerta había un frondoso jardín y adelante la calle, del otro lado de la calle hacia la derecha estaba el montecito.
Las personas que nos alquilaban las casa, que vivían a unos metros, un matrimonio mayor oriundos de Capital que hacía diez años vivían allí, de buen nivel cultural y muy "informados", yo les saqué un poco el tema pero dicen no haber escuchado nada (la casa de ellos estaba más lejos que de donde venían las voces). La mujer, aunque esquiva un poco al tema fenómenos, me contó que en los diez años nunca notó nada extraño, salvo una mañana dijo ver en su jardín unas esferas, como burbujas, semitransparentes, como del tamaño de los globos grandes, desplazándose por el jardín... pero bueno sólo puedo dar crédito a lo que escuchamos".
10 29/11/2003 – Cachi (Salta) – 01:00
El siguiente incidente fue difundido originalmente en el diario "El Tribuno" de Salta en su edición del 11 de enero de 2004. En julio de 2006, y gracias a la investigadora puertorriqueña Lucy Guzmán me puse en contacto con el testigo principal. En abril de 2007 me envió este relato más detallado de lo ocurrido.
"Oíd este relato con tu alma y mirad con tu mente este sueño que aún no puedo despertar y así usted podrá juzgarme.
¿Sueño o realidad?, ¿fantasía o verdad? Usted lo dirá.
Todo empezó ese día cuando en El Carril esperaba el camión. El camión que me llevaría a mi finca, más allá de las nubes, en lo alto de los cerros, en los valles Calchaquí, donde el nevado de Cachi con su blancura de inocencia, pureza y amor, vigila mi diario vivir. El sol, la luna y las estrellas, testigo fiel de mi gran sufrir. El murmullo de las aguas del rió Calchaquí, habla con el silencio de mi soledad.
Ese día recuerdo muy bien, el último viernes del mes de noviembre del año 2003 a las 22:00 h., el camión vino de la ciudad de Salta. El chofer Benito Salva acompañado de su padre y junto a Lucho, chofer suplente y un sobrino de Salva venían en la cabina. En la cama cucheta del camión venían tres muchachos del paraje Palermo. En El Carril, un pueblo distante a 35 kilómetros de la ciudad de Salta, subí con mi hijita Tamar de 4 añitos. Nos acomodamos en la caja o carrocería del camión, entremezclados con la mercadería y el material de construcción.
Un grito me despertó. ¡Miren muchachos, miren, allá, allá un ovni! Era el grito desesperado de Benito.
De un sobresalto, trepé a las barandas del camión y automáticamente mi mirada se dirigió al cielo, al cielo estrellado, ¡nada, nada, nada!, sólo estrellas, meteoritos y satélites.
El camión ya estacionado en la banquina de la recta Tin Tin, eran las 01 y minutos más de la madrugada del día sábado.
Benito y los muchachos bajaron del camión. El ovni estaba estacionado en medio de los cardonales, a una distancia de 4 ó 5 cuadras desde la ruta (ése es mi cálculo).
Quede boquiabierto viendo ese gran espectáculo de luces que iban y venían, giraban en circulo danzándose, prendían y se apagaban, una luz roja que subía y bajaba. ¡Una maravilla! Un espectáculo absolutamente gratis a mis ojos. Un privilegio único, pero… ¡Sólo eran luces! ¡Luces nada más!
Pasaron unos minutos, viendo ese gran espectáculo, en la oscuridad de esa noche estrellada. Nos preguntábamos ¿qué será? ¿Será un ovni? ¿Serán motos? ¿O será una broma de Zuleta?
Yo les dije: ¡vamos y veamos!
Benito me dijo: ¡estoy cansado!, otro me dijo: ¡me hace frío! y los demás enmudecieron. Entonces salté del camión y me dirigí hacia las luces, otro muchacho me grito: ¡ten cuidado con los tiros!
Caminé a pasos agigantados ansioso de ver todo lo que mi mente se imaginaba. Sorprendido luego, frené de golpe, porque vi un ser vestido de blanco y una enorme nave, ese ser me encandiló con una luz que de su cuerpo desprendía, cubrí mis ojos con mi mano derecha y me oculté en un robusto cardón. Mi cuerpo temblaba, mi corazón ya no funcionaba, mi mente viajaba a gran velocidad y me decía: Julio, te han visto, te han visto.
Me tiré al suelo y vi a ese ser subir a la nave como una pluma volar. Una nave grande con tres patas como de araña que lo soportaba, de la circunferencia de la nave le salían tres mangueras como tres tentáculos de pulpo, que se movían de aquí para allá zigzagueando como víbora volando, como si buscaran algo, y en cada punta de esas mangueras, una luz potente blanca. Me arrastré unos metros más como un gusano asustado a punto de ser pisoteado, pero un absoluto silencio reinaba en el lugar, una sensación rara me envolvió y mi cuerpo no obedecía a mi mente, quería irme del lugar, pero no pude. Luego vi bajar 7 seres de luz y las luces de la nave se apagaron, la nave desapareció de mi vista, se esfumó, ¡se desvaneció! ¡No sé!
Mi mente decía: ¿qué estás haciendo? ¿Qué estás viendo? ¿Estaré soñando? ¡Despierta, despierta! Sentía esa sensación, no sé como explicarle con palabras. Era como si yo no era yo pero sabía muy bien que yo estaba conciente y que mis ojos miraban a esos 7 seres que bajaron de la nave y caminaban en fila india y lentamente (¿o yo estaría mareado?). Eran igualitos todos, como si serian sacados todos del mismo molde y con una luz injerto a su plexo solar, ¡parecían ser clones! ¡No sé! ¡No lo sé!
Caminaban como si no tocaran suelo, el primero con un uniforme rojo parecía ser el guía y los otros con uniforme gris u oscuro. El primero se detuvo al pie de un cardón y puso algo en el suelo, el otro que le seguía se subió y extendió sus largos brazos y sacó una flor o puso algo en el cardón, ¡no sé, no lo sé! Yo inerte en el suelo sólo miraba, luego mi mente nuevamente viajó a gran velocidad a todos los pensamientos. El último pensar fue: ¡se me va el camión! ¡Sólo son gente! ¡Estarán señalizando los cardones para que no se lo roben!
Me levanté, por fin mi cuerpo obedeció a mi mente y sin mirar atrás me fui hacia el camión corriendo. Cuando llegué, todos estaban dentro el camión y bajó Benito y me preguntó qué es lo que era. Yo para no preocuparlos le dije que sólo eran gente, y nos fuimos. Puso en marcha el motor y desde las barandas del camión volví a ver como las luces de la nave se prendieron y nuevamente ese gran espectáculo de luces. Esa maravilla quedó y nosotros desaparecimos, desaparecimos a la distancia.
Cundo llegamos a destino, a Pueblo Viejo, el lugar donde vive la familia Salva, en La Poma, me preguntaron de lo sucedido y les conté toda la verdad detalladamente.
Pasaron unas cuantas semanas, yo en mis tierras en la quebrada de Orozco, departamento La Poma, aislado de la sociedad, el camión pasa una vez a la semana, trayendo mercadería y noticias. Lucho, el chofer, me comentó que escuchó en la radio local de Cachi que hablaban de nuestro caso, sobre lo sucedido esa noche.
En enero del año 2004, cuando visitaba a mi familia en la localidad de El Carril, vino un reportero del diario El Tribuno y me pidió que le comentara sobre lo sucedido de esa noche.
En otra oportunidad también le comenté sobre un Ovni que se estacionó en los aires en mi finca. Después de ese comentario no quise comentar nada más a la prensa, hasta el día de hoy. ¿Usted se preguntará por qué?
Luego de lo sucedido, empecé a tener sueños, cada ves más fuertes, parecían reales pero cuando me despertaba volvía a vivir, siempre después de esos sueños tenía esa sensación que estaba muerto, porque cuando abría mis ojos tenía que empezar a respirar porque sentía que mi corazón no latía.
Una noche en mi aposento, me quise despertar, pero no pude, ellos no me dejaron. Vi en mi cabecera un ser y al lado de mis pies dos seres, ellos me hablaban sin hablar pero yo podía escuchar lo que ellos me decían. Pero yo no les escuchaba con mis oídos, sino con mi mente. Quise despertar pero no pude, lo que entendí es: No comentes nada a la prensada lo que viste y ves, nosotros te lo diremos.
Yo al periodista le había comentado que siempre observo a esas naves y que siempre pasan por mi finca hacia la Cordillera y van para el Pacifico, este espacio aéreo es ruta de ellos. Pero los sueños que tuve nunca se los comenté. Y así es, hasta el día de hoy la prensa no sabe lo que hay en mi mente.
Hoy me pregunto: ¿será un sueño? ¿Será imaginación mía? ¿Será sólo fantasía? ¿Será ficción o realidad?
Yo sé que es real, pero en otra dimensión, porque cuando ellos me hacen soñar y me muestran lugares y me comentan y me enseñan, siempre me dicen todo está escrito, lo de ayer, de hoy y de lo que vendrá.
Me hablaron de una gran guerra en la Tierra, una como nunca a habido y ellos estarán presente, ellos siempre han estado. Me hablaron de un arrebatamiento. Una vez vi un gran círculo en el cual su nave estacionaba y hoy lo hice en mi finca y mide 30 metros. Es mágico para mí, porque cuando descanso en ese círculo, muero y me siento bien y feliz y veo a ese maravilloso ser de luz. Muchas veces viajé en sus naves, vi una ciudad muy hermosa, parecía de cristal. Ellos me hicieron ver que el ser humano no sabe alimentarse, no sabe vivir porque lo mejor de la vida no lo sabe emplear en la vida, que es el Amor. Cada vez que sueño ellos me enseñan cosas de la vida, cada vez que sueño muero, y lo peor es cuando despierto porque tengo que volver a respirar. Sé que algún día El vendrá, y me llevará, ese gran ser de mis sueños vendrá. Sé que Yesua vendrá y me llevará. Un abrazo fuerte.
Julio Espinoza"