Quizá más de alguno se mostrará sorprendido por el título de este artículo, pero no hay otra forma de llamar al fenómeno astronómico que se abatió sobre Rusia el pasado viernes 15 de febrero.
Seguramente, luego de la elección del Cardenal Ratzinger, quienes han seguido de cerca y con enorme curiosidad las llamadas Profecías de San Malaquías, se apresuraron a buscar una forma coherente de hacer coincidir el lema “De la Gloria del Olivo”, con la figura del nuevo Papa.