CONCIDENCIAS ASOMBROSAS
CONCIDENCIAS ASOMBROSAS

Muchas experiencias sobre coincidencias pueden relacionarse con cierto grado de percepción extrasensorial, buena fortuna, el destino, azar, la casualidad o causalidad.   Sin embargo en  los casos con  un riguroso estudio, el denominador común es lo inexplicable del asunto.  Muchas veces involucran objetos y situaciones triviales, la mayoría de veces sin alguna importancia, pero otras han cambiado nuestra existencia de no haber ocurrido. Matrimonios, accidentes, conseguir un trabajo o incluso salvar nuestra vida.

 

Muchas experiencias sobre coincidencias pueden relacionarse con cierto grado de percepción extrasensorial, buena fortuna, el destino, azar, la casualidad o causalidad.   Sin embargo en  los casos con  un riguroso estudio, el denominador común es lo inexplicable del asunto.  Muchas veces involucran objetos y situaciones triviales, la mayoría de veces sin alguna importancia, pero otras han cambiado nuestra existencia de no haber ocurrido. Matrimonios, accidentes, conseguir un trabajo o incluso salvar nuestra vida.

 

Suelen involucrar  encuentro de personas, recuperación de objetos, solución de algún problema, obtención de algo, el cumplimiento de sucesos o de ciclos (las desgracias no vienen solas), saltos en el tiempo , providencias etc.

La cuestión es ¿Cómo ocurrió el  cúmulo de circunstancias que debieron suceder  para que aquello se cumpliera? ¡El solucionar este problema es un rompecabezas!
Una realidad ineludible es que el investigador solo puede hablar por  experiencias propias, luego por la ajenas.
       
 EL CASO DEL LIBRO DESEADO

En el mes de octubre del año  1999,  tuve la oportunidad de adquirir una revista editada en España, son de las que  se dedican a tratar los temas del Realismo Fantástico.

En la sección de “libros” encontré el de uno que me llamo poderosamente la atención, su titulo: “Crónicas de Otros Mundos” del Dr. Jacques Valleé (ex asesor de la NASA) .  Conociendo la calidad del autor, mi interés creció en la medida que su contraportada explicaba el análisis singular con que  planteaba la procedencia del fenómeno extraterrestre.  En Guatemala es a veces difícil que algunas editoriales sean distribuidas, tal el caso de “Tikal”.    Mi  intención fue adquirirlo en México en la primera oportunidad que tuviera de viajar hacia el norte, pero... ¿cuándo?      La posibilidad era que se agotara, pues le edición no era de ese mismo año. 

La tercera semana de noviembre de 1999, fui invitado a participar en el Show de SEVCEC, de la cadena Telemundo en Miami. 
El propósito fue participar en un programa sobre “Fantasmas”.  Allí me encontré con varios colegas con los cuales realizamos el día viernes el  programa de televisión.  Mi interés  por el libro era tan intenso que cuando me enviaron el boleto, pense hacer el regreso por México. No  logre mi deseo por cuestiones administrativas de la empresa que me invitaba.

Mi regreso estaba programado para el sábado por la tarde, así que con la ayuda de dos buenos amigos de la cadena de televisión, muy temprano  me dirigí en busca de algunos artículos y al menos recorrer algunas calles.

EL LIBRO ME ESPERABA.

Me dejaron al final  la calle Flager y la promesa que regresarían en dos horas.   Me puse en marcha observando los aparadores y entrando de vez en cuando a más de alguna tienda.   Siempre que visito algún  lugar no dejo pasar la oportunidad de buscar una librería,  ha sido una de mis pasiones.   Con desaliento, la persona a la que le pregunté, me dijo que no conocía más que una cerca de un parque muy pequeño.  Presuroso me dirigí hacia el lugar y efectivamente allí estaba. Era muy especializada en temas esotéricos y no trabajaban esa editorial. 


¿Cómo se me ocurría que en una ciudad como Miami podría estar la obra que me interesaba?  Lo más lógico era que en ese lugar  la mayor cantidad de obras estuvieran en idioma inglés.  Desilusionado me encaminé al sitio donde deberían encontrarme mis amigos.  Era mitad de  cuadra y al llegar vi un extraño cuadro, al menos para mí.  Un agente de transito montado en un caballo le imponía una infracción a un automovilista por mal estacionamiento.  El espectáculo me llamó la atención por curioso y  me dirigí a la esquina para tomar una fotografía.

Observe el reloj y aun tenia unos diez minutos, la avenida lateral en esa cuadra no la había recorrido. Hice un rodeo y al levantar la vista vi   medio escondido un rótulo: “Book”.  ¡Otra librería!  Ciertamente así era.  Pequeña, de dos alas.  Entre presuroso por el escaso tiempo con que contaba y  pregunté al dependiente por el anaquel en español.  Me indicó un sitio, por cierto  era pequeño.  Me dirigí a él y cuando llegue al frente fije mi vista en el tramo que daba exactamente a nivel de mis ojos.  ¡Allí estaba!  “Crónicas de otros Mundos” de Vallée.


¡Era el único! Lo tome presuroso y no lo creía, hasta que pagaba el importe.   Recordé el fenómeno de las coincidencias y a manera de verificar el hecho pregunté al muchacho que me atendió. 

  1. ¿Perdone usted, pero tienen otro libro de estos en bodega?

Sonrió y se fue hacia adentro.  Regreso rápido con la respuesta. 

  1. Lamento, pero es el único.

Para ahondar más el asunto le inquirí:

  1. ¿Cuantos de estos libros tuvieron a disposición?

Extrañado me contesto consultando la computadora: 

  1. Desde hace  meses solo  estaba ese  en el anaquel. Fue el único que vino, me parece que fue una muestra. 

 

Luego de la experiencia  quede convencido que el libro estaba destinado para mí.  ¡Allí... esperando, como pensando hacer realidad un  deseo emanado de la lectura de una revista! ¿Tienen vida las cosas inanimadas?

De nuevo por más explicaciones que se intente dar en este caso, me parecen insostenibles para poder responder a la pregunta: ¿Quién movió todas las circunstancias para que  un solitario libro en una gran ciudad y  una distancia tan grande, llegara a mis manos?

La pregunta sigue siendo. ¿Cómo se mueven  los hilos de tantas cosas  para lograr un sencillo propósito?

Si usted efectúa cuidadosamente un sondeo en su vida observará que decenas de coincidencias han marcado su camino.

Eduardo Mendoza P.

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