Siglo30.
Nadie pudo haberlo visto llegar pues no existían los telescopios, los binoculares, los satélites de estudio espacial, pero sus efectos se sintieron en toda la tierra. Solo podemos recurrir a la historia comparada, por cierto una herramienta de la cual echan mano los que estudian nuestro pasado. Esto es lo que Immanuel Velikovsky hizo cuando planteo su polémico libro “Mundos en Colisión” a principios de la década de los 50. En ese tiempo los científicos como siempre, le echaron pestes, maldiciones y difamaciones pues como siempre ha ocurrido, lo que no les parece lo satanizan aún cuando el que expone la hipótesis sea colega.
Muchos sabios de la ciencia que operan en laboratorios de física, química, biología, medicina o detrás de telescopios, radiotelescopios o vaya usted a saber en que rama de la ciencia trabajan, son cabeza dura y no dan su brazo a torcer, hasta que años después y para sus adentros digan: ¡me equivoque! , cosa que se lo tragan en los oscuros cuartos donde se mueven. No quiero decir que son todos, afortunadamente hoy día los hay muchos que están abriendo su mente y la hacen receptiva a la idea que aun hay muchos misterios por resolver y que las respuestas están por todos lados.
¿Un cometa pudo haber acabado con nuestra existencia?
La pregunta es inquietante, dado a que si ocurrió esto alguna vez, seguro que podrá ocurrir de nuevo. No tan lejano en el tiempo, por lo menos hace unos 3,500 años uno de estos viajeros del espacio casi hace carambola con nuestra tierra, pero su cola provocó varias catástrofes. Afortunadamente ya los seres humanos que poblaban la tierra sabían escribir por lo que dejaron por todos lados escritos lo que pasó. Un gigantesco acontecimiento que paralizo la tierra e hizo llover no estrellas fugaces, si no verdadera lluvia de piedras y fuego. ¿Lo cree usted? Basta solo abrir algunos de los libros sagrados del mundo, para ver con asombro como pueblos tan apartados coinciden en sus narraciones. Algunas de estas cosas como esto sucedió: “El sol desapareció y salio luego por donde nacía el Oeste. Miles de pedruscos asolaron regiones enteras, las aguas se tornaron rojas, algunos mares hirvieron, bosques enteros fueron quemados, terribles terremotos se sintieron y luego del paso todo siguió igual…” ¡Hasta ahora! (ver referencia en otro artículo dentro de esta página).
El recuerdo de estos aterradores sucesos se conserva en la mitología de todos los pueblos y hay que recordar que tras todo mito, cuento, leyenda o narrativa, siempre hubo algo en el inicio que fue verdad.
Hacia la mitad del segundo milenio antes de Cristo un enorme objeto surgido de las tenebrosas profundidades del espacio se acerco a la tierra y su cola tiño de rojo los cielos del planeta con su tinte herrumbroso, mares , lagos y ríos se tornaron rojos. El texto bíblico dice: Y levantado Aaron su vara, hirió el río en presencia del Faraón y sus criados y se convirtió en sangre. ¡Sabía Aarón de fenómeno! La escritura sigue diciendo que los Egipcios no podía beber agua ya que en toda la tierra de ellos hubo sangre, cosa que duró días enteros (Exodo VII 20-23), además hubo grandes efectos de llagas, tumores y llagas en los hombres , a parte de pedriscos des del cielo (Exodo IX:8-9, IX 18).
El Chilan Balam de Chumayel se refiere a un mundo anterior donde el cielo se fue volviendo rojo por la ira de Dios. Apolodoro gramático e historiador griego narra como la lucha de dos titanes como Tifón y Zeus hizo caer en la montañas torrentes de sangre, quizá magma (lava) que brotó por la presión de lo cercano del fenómeno espacial.
En el Visuddhi –Magga de la India se narra: “se columbra en el principio una gran nube destructora de los cielos… un gran huracán se levanta para destruir el ciclo del mundo y primero arroja un polvo fino, luego áspero y luego grueso, para después piedras tan grandes como árboles… todas las naciones quedan destruidas cuando los mundos chocan”
En las narraciones siberianas encontramos la de los Vogules una de las cuales dicen: “Dios envió un mar de fuego sobre la tierra , fue Holmberg el agua de fuego” En el archipiélago Malayo los aborígenes han conservado el relato donde en tiempos pasados llovió del cielo ”sengle das” que traducido significa “Agua de cielo”. En una antigua historia y obra el “Midrashin” dice: La población de Egipto fue rociada con lluvias extrañas de granizo y aguaceros y consumida por el fuego”. Fuentes rabínicas nos refieren : “Un ventarrón muy fuerte duro siete días, toda la tierra estuvo a oscuras…” La tablilla No. 11 de la famosa Epopeya de Gilgamesh da una visión dantesca de lo ocurrido:
“…desde el horizonte ascendió una nube oscurísima… el suelo se encogió por el calor… se hizo tinieblas donde ningún hermano podía distinguir a su hermano”.
El libro Bundahis nos habla de un mundo sumergido en las tinieblas por la guerra entre estrellas y mundos”.
Es interminable el número de coincidencias , pero existe una referencia bibliográfica como lo es la Biblia, donde se menciona un hecho que solo por la paralización de la tierra o fuerza de gravedad ejercida desde un objeto tan grande, pudo hacho variar su rotación prácticamente la detuvo por algunas horas. La escritura refiere que DIOS decía a Josué: “No tengas miedo, porque los he entregado en tus manos ninguno de ellos te podrá resistir”. Josué estaba preocupado porque el enemigo los había rodeado y si oscurecía, el enemigo podría derrotarlos. Entonces Josué pidió al Señor que detuviera al sol. Y así sucedió. Y en la Biblia dice: “Y el sol se detuvo y la luna se paró. Y el sol se paró en medio del cielo y no se apresuró a ponerse casi un día entero”…. fue Casi un día entero. En un artículo anterior en esta misma página, vimos números datos de historia comparada en escritos y narraciones donde muchos pueblos y culturas distantes entre si, afirman que el sol “sale ahora por donde se pone”, es decir que antes el sol salía en occidente y se pone en oriente. (ver este dato en esta página).
Especulación, ciencia ficción, fantasía… los escritos están allí y alguna explicación deberá haber para que tantas narraciones coincidan.
El fenómeno solo pudo deberse a la cercanía de un elemento espacial que no solo era sólido si no que tenía una cauda por donde la tierra penetro y se provoco esas extrañas lluvias de fuego. Al rozar la tierra el giro de esta pudo variar, un fenómeno que a nivel cósmico, aún cuando raro, no imposible. EMP