Las experiencias en esta clase de fenómeno llamado coincidencias son innumerables, casi cotidianas.
Bastan dos que por su característica son sujetas a producir más objeciones que explicaciones. De este tipo de cosas se desprende la idea de que quizá el futuro ya esta hecho y que inexorablemente vamos hacia un destino prefijado. Los escépticos argumentan que todo se debe a una ley, la de las probabilidades… ¿pero cuantas veces debió pasar lo que sucedió para que esto ocurriera? En el caso del budín a lo largo de los años las cosas van cambiando y situándose de otra manera, nunca permaneces estables como para que hayan miles, quizá millones de veces en las cuales algo se repita exactamente como ocurren. Usted saque su conclusión y es más, intente dar una explicación.
UNA ACCION BIEN RETRIBUIDA
- Allen Falby un patrullero de carreteras, del Paso Texas perseguía un camión que iba a excesiva velocidad. El infortunado policía no se percato que el vehículo perdía velocidad y termino por estrellarse contra la parte trasera. En el accidente este hombre casi se cerceno la pierna. La sangre corría por la manga de pantalón. Alfred Smith un hombre de negocios acertó a pasar por el lugar y sin saber mucho de medicina se quitó la corbata y puso un torniquete en la pierna de Allen. Cuando llegaron los paramédicos al lugar de incidente le dijeron a Smith que el asunto era grave y que llevarían al patrullero al hospital. Dos días después el hombre de negocios, antes de salid de la ciudad, pregunto por el estado de salud del agente y la información fue: “Esta bien, pero de no haber sido por el torniquete habría muerto”.
Cinco años después, siendo Navidad, Falby recibió un llamado de sus jefes donde le ordenaban investigar un accidente grave donde un hombre se había estrellado contra un árbol. El policía llego antes que la ambulancia y despejando a los curiosos
se acerco al involucrado el cual estaba inconsciente.
Aquel hombre se estaba muriendo, de su pierna manaba intensa cantidad de sangre.
Penso emplear su cincho, pero le resulto mejor su corbata para aplicar un torniquete. Así lo hizo y acomodo en un lugar hasta que llego la asistencia médica. Ellos lo llevaron al hospital y como era su deber lo acompaño para certificar lo ocurrido.
Al ingreso, como es natural fue indagada su identidad. Aquel infortunado se llamaba Alfred Smith ¡El mismo que hacia cinco años le había salvado la vida en iguales circunstancias!
EL CASO DEL BUDIN
Las historias donde objetos intrascendentes están involucrados en sucesos
Increíbles de coincidencias, son muchos.
Durante la segunda guerra mundial un muchacho de nombre Michel salió huyendo a su país debido a la invasión alemana. Busco refugio en Inglaterra en el seno de una familia medianamente acomodada de apellido Forsyth. Durante ese tiempo a que joven cautivo a sus benefactores con la elaboración de un budín originario de su región natal. Durante su estadía en Londres Eddy (hijo de la familia inglesa) y Michel hicieron una fuerte amistad.
Al terminar la guerra el francés regreso al continente y prácticamente se perdió la comunicación entre ambos.
Luego de unos 15 años Eddy realizó un viaje a Francia y el recuerdo de su amigo permanecía, pero le era imposible localizarlo. No obstante también recordaba el sabor del budín. Fue por esto que se dedico a buscar un lugar de comida donde lo vendían y no fue si no hasta el ultimo día que pasando frente u un café vio un pequeño rotulo. ¡Anunciaba que vendía el apetecido budín! Entro presuroso y al solicitar una porción la dependiente le dijo que se había agotado, pues un hombre (sentado en una de las mesas), había pedido las dos últimas porciones. Un poco apenado pero ante el recuerdo atávico, Eddy fue hacia el individuo y le solicito que le regalara un pedazo. Al volver el rostro, aquel hombre era aquel muchacho que había posado en su casa durante la guerra.
Se saludaron y hablaron extensamente. Se despidieron prometiendo escribirse.
Ya frisando los 50 años el inglés viajo a Nueva York, iba a una reunión de su compañía, trabajaba en fabricación de telas. Eddy estuvo en la convención, era en un lujoso hotel donde al final se ofreció una recepción. Aquel hombre maduro se sentó junto a unas 80 personas. Cenaron y al final se sirvió el postre. ¡Increíble... era una versión de aquel que comía cuando eran tiempos de guerra! En su mente paso la imagen de su amigo francés. Observando la puerta de entrada, esta de pronto se abrió. ¡Allí estaba parado Michel!
Aquel hombre maduro también, había ido a la misma ciudad a visitar un familiar, el cual se encontraba en una reunión. ¡Se equivocó y por coincidencia entro en aquel salón donde estaba Eddy!
¡Un simple postre, un budín, se encarga de unir a través del tiempo a dos amigos! ¿Casualidad, causalidad, premonición? Enigmas, Enigmas...
¿Cuántas cosas debieron moverse para que esto ocurriera a lo largo de medio siglo! ¿Quién estaba pendiente de poner el budín cuando estos hombres se reunieran? Las coincidencias, un misterio del tercer grado y uno de mis enigmas favoritos.
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