Siglo30.
Lo hemos dicho varias veces, no todo lo que se nos ha contado es lo que realmente ocurrió. De esa forma el programa de lo increíble, siglo 30, se ha convertido en u hereje de la ciencia.
Vamos en esta oportunidad a plantear una de las grandes pasajes de la historia el cual esta plagado de inexactitudes, se trata de nada menos y nada menos de lo que fue el caso Galileo Galilei (1564-1642) , ícono de la lucha entre la fe y la ciencia, quizá entre la ignorancia y la verdad. Para muchos este artículo será un mal trago o un sinsabor, pero al fin de todo, una verdad histórica de la que no se habla.
EL INICIO DEL CUENTO.
Desde pequeños se nos cuenta que fue Galileo Galilei quien se enfrento a la Iglesia con su idea (hipótesis), de que no era el sol el que giraba alrededor de la tierra, si no era al revés, fue esta la razón por la que la malhumorada Inquisición lo condeno a la cárcel y la tortura, según se muestra en algunos grabados de la época o dibujos de la actualidad. Se le presenta arrodillado ante el tribunal del Santo Oficio que lo mando a llamar a Roma y balbuceando, al escuchar la sentencia, la famosa frase “Y sin embargo se mueve”. ¿Pero donde inicia la mentira? Resulta que el verdadero peso pesado de la Astronomía para aquel tiempo no era Galileo, si no Johannes Kepler quien se guardo muy bien de no hacer muy publico su creencia de que todo gira en el universo y que la tierra no era el centro. De hecho este planteamiento ya era conocido desde la antigüedad y fue Nicolás Copérnico en 1543 quien lo puso en la mesa. De esta forma Galilei no fue el primero y ni siquiera fue astrónomo, era más bien un físico y matemático. Pero… ¿Por qué se hizo famoso”, muy sencillo por que utilizó las lentes y creo un aparato para ver de lejos una especie de catalejo donde descubrió que Júpiter tenía satélites, la existencia de manchas solares y que la luna tenía cráteres. Esto permitió fortalecer la hipótesis de la inexactitud del geocentrismo y darle la razón a Copérnico quien no había podido tener pruebas De paso hay que agregar uno de los grandes misterios “OOPART”, y es el descubrimiento de lentes en Babilonia y Nínive.
LOS HECHOS.
Fue en 1616 cuando sus opositores le pusieron el ojo y presentaron su caso ante el tribunal de la Inquisición con lo cual Galileo fue llevado a Roma y no puesto en una mazmorra como suele contarse, si no se le permitió alojarse decorosamente en una habitación de la corte del gran duque de Toscana, en su embajada de Roma. Por otro lado el físico y matemático no estaba solo, tenía fans entre algunos jesuitas, altos representantes eclesiásticos y el posterior Papa Urbano VIII. Galileo publico muy cuidadosamente en su “Dialogo” la hipótesis refrendada por sus observaciones, este escrito incluido en el “Index” de libros prohibidos.
Así las cosas el verdadero proceso se inicia en 1633 y Galileo tenía casi 70 años y estaba enfermo (vivió varios años después) Fue el 22 de junio del anterior año en el convento romano de los dominicos con sede Santa María sopra Minerva donde se pronunció el fallo: “se condena ha este hombre por sospechoso de herejía”, “queda bajo arresto donde se ubica su vivienda” (hoy un arresto domiciliario).
Otra inexactitud es que arrodillado (él en realidad recibió la condena parado), murmuro la frase celebre “Eppur si Mouve” traducido: “Y sin embargo se mueve” . No existe prueba alguna que Galileo haya dicho eso, pues si fue un murmullo nadie lo pudo escuchar, por otro lado de haber sido así invalidaría su juramento publico que dijo lo contrario, lo cual lo hubiera perjudicado y es la razón por la cual la Iglesia se mostró clemente cosa que le valió por no ser un luchador por la ciencia y la verdad, si no a lo largo de científico ser muy prudente, cosa que no postulaba el astrónomo Johannes Kepler.
LA VERDAD.
Galileo no fue un astrónomo de carrera, fue más bien un físico matemático, víctima de las malas miradas y enconos de algunos eclesiásticos. Su gran descubrimiento el telescopio. Su hipótesis no fue original. No se inclino frente al tribunal del Santo Oficio, ni tampoco dijo nada que lo podría incriminar. No murió encarcelado, ni fue torturado.
Así que sus seguidores e incluso universidades que llevan su nombre deberían cambiarlo por Kepler o Copérnico, así de sencillo dado los errores de esta singular historia. Quede claro que este artículo no es desprestigiar a un hombre que de hecho se ha convertido en ícono de la lucha entre la ciencia y la fe. EMP.