Siglo 30. Amy Lucia.
Corría el año 1947 y la ciudad de Guatemala aún no se extendía como hoy unos 20 kilómetros de norte a sur. En una de las primeras lotificaciones (parcelas para vivienda), cuyo nombre aún es Colonia Santa Ana, don Paco compró un pequeño pedazo de tierra.
Como humilde trabajador de la entonces IRCA (Ferrocarriles Internacionales de Centroamérica), realizó el esfuerzo económico, pese a que para entonces el lugar resultaba alejado del centro de la ciudad. El número de habitantes no era comparable con los casi 4 millones que hoy residen en la urbe guatemalteca. Esa fue la razón de que aquella colonia tuviera más sitios baldíos que casas construidas.
Don paco fue edificando con bloques de adobe (mezcla de tierra – talpetate – y paja), dos habitaciones al final del rectángulo y haciendo una "L" el servicio sanitario y el baño. Al frente cercó el terreno con "lepa" (la corteza del pino que al corte de la madera queda aparentemente inservible, pero es utilizada para demarcar algún sitio). Al frente del cerco la puerta y entre ella y la construcción un jardín.
Don paco hombre rudo y sin miedo alguno se instaló finalmente en su nuevo hogar, estaba viudo y vivía solo. Por la naturaleza del lugar era despoblado, apenas unas cuantas casas separadas por decenas de metros.
Llegaba entrada la noche en bicicleta y como hombre de buenas costumbres se aprestaba a dormir a las ocho de la noche. Tenía que salir a las 5 de la mañana del día siguiente a trabajar.
Sirva este preámbulo para situar la escena paranormal que vivió este personaje.
Un día del mes de diciembre del año 48 y ya cerca de las fiestas de Navidad, don Paco se levantó a primeras horas de la madrugada al servicio sanitario. Siempre que lo hacía llevaba su pistola 38, que aun cuando vieja, funcionaba a la perfección.
Al salir por la puerta hacia el exterior, pudo observar algo que semejaba ser una especie de iluminación difusa sobre las tablas de lepa del cerco. Al inicio pensó que alguien desde otro lugar lanzaba un rayo tenue. Sin embargo la especie de niebla blanca comenzó a tomar forma y pese a su fortaleza don Paco sintió temor. Su actitud fue levantar el arma que llevaba, aun cuando la figura no daba la impresión de ser un asaltante.
En fracción de segundos aquello se transformó en una figura blanquecina de mujer vestida con un camisón igualmente blanco. El rostro no era claramente visible, pero por su forma y pelo le pareció atractiva.
El hombre nervioso preguntó a la aparición sobre el por qué estaba allí.
Sin externar palabra levantó el brazo y como un acto de supervivencia, don Paco disparó. En ese momento la aparición desapareció.
Como era su conducta y pese al temor se acercó al cerco y allí no había nada, absolutamente nada.
Hasta el momento de su muerte don Paco (mi padre), relató sin variar un ápice la historia..
Misterios... Misterios.