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Aquel jueves 28 de septiembre de 1978 comenzó temprano para Juan Pablo I, con una oración en su capilla privada, desayuno frugal mientras escuchaba los informativos en la RAI y una primera toma de contacto con sus secretarios, el sacerdote irlandés John Magee y el italiano Diego de Lorenzi. Todo antes de las nueve de la mañana. A esa hora empezaron las audiencias.
Sobre las dos, se retiró a almorzar con el cardenal Jean Villot y los padres Lorenzi y Magee. A primera hora de la tarde, el papa se dedicó a revisar papeles y cartas personales; después se volvió a reunir con Villot para despachar asuntos de la Santa Sede. A las ocho de la noche se retiró para rezar el rosario, tras lo cual se sirvió la cena (20:40), a base de sopa, judías y queso fresco.
Sobre las nueve de la noche se puso frente al televisor para ver los informativos. Pidió a sor Vicenza que le llevara una bandeja con agua a la habitación y a las nueve y media de la noche cerró las puertas de su dormitorio. Así terminó su 33º día como papa. El último.
¿Quién encontró el cadáver?
La versión oficial, es decir, la del Vaticano, sostiene que el primero en entrar en la habitación al día siguiente fue su secretario John Magee. La extraoficial y considerada verdadera por muchos señala a la monja Vicenza Taffarell. Como siempre lo hacía. A las cinco y cuarenta, sor Vicenza tocó la puerta con los nudillos para despertar al Santo Pablo. Llamó insistentemente, pero no obtuvo respuesta. Al entrar, encontró el cuerpo del papa inmóvil. Estaba muerto.
Sor Vicenza avisó al padre Magee y este activó la maquinaria vaticana. El médico del papa, el doctor Renato Buzzonetti, concluyó que la muerte se produjo sobre las once y media de la noche (2 horas después de acostarse), por infarto agudo de miocardio.
La comisión médica cardenalicia se mostró conforme.
Secretos archivados
Juan Pablo II decidió ordenar el 'secreto pontificio' para el dossier de la investigación. Hoy ese informe permanece en el Archivo Secreto Vaticano. Como tantos otros.
Inician las preguntas sin respuesta.
¿Por qué se archiva en secreto todo el documento de la muerte de un papa?
¿Estaba consciente después de la muerte extraña de su antecesor , el nuevo papa?
¿Por qué se dijo que el papa sufría del corazón cuando su médico de siempre, el doctor Antonio da Ros, rechazó tal punto ya que no habían antecedentes en todo el historial clínico? ¿Por qué el termo de café que cada mañana y a la misma hora le llevaba sor Vicenza, y que estaba intacto cuando se descubrió el cadáver y desapareció poco después sin dejar rastro? ¿Silenciaron , taparon la boca a la monja? ¿Por qué no se realizó un examen de restos de su comida, el plato o cubiertos? ¿Por qué y quién ordenó la retirada de la vigilancia al papa Juan Pablo I , la noche anterior? ¿Por qué fue el secretario quien entró primero , según el Vaticano, no la Monja quien lo hacía habitualmente? ¿Por qué cuando Hans Roggan, oficial de la Guardia Suiza, comunicó a Paul
Marcinkus la muerte del Sumo Pontífice, este no mostró ninguna alteración?, según palabras iniciales del propio Roggan? ¿Por qué se dijo que no se había realizado ninguna autopsia al cadáver , al contrario se embalsamó rápidamente ?
¿Por qué ningún obispo o grupo de cardenales no levantó la voz y aceptó todo como bueno?
¿Por qué la comisión médica del vaticano se mostró complacida con el dictamen del paro cardiorespiratorio?
¿Por qué el informe dijo que se le había encontrado semi sentado con unos papeles en la mano y sus anteojos puestos como leyendo y una pequeña sonrisa, cuando un paro cardiaco es sumamente molesto y hasta doloroso? Por qué no presentó los siguientes síntomas de advertencia:
Síntomas | NHLBI, NIH: falta de aire: las personas de la tercera edad son más propensas.
Cansancio extremo (fatiga inusual días u horas antes.
Dolor de espalda.
síntomas parecidos a los de la gripe.
Dolor o malestar severo de pecho.
Encorvamiento de postura antes y después de la muerte.
Presentía el peligro que corría al expresar varias veces cuando se le preguntaba cuándo haría viajes de pastor u otras actividades. Él siempre contestó… “Lo hará quien me suceda”
Muchas preguntas, respuestas archivadas.
Obviamente, lo abrupto de los acontecimientos y el secretismo tras el que el Vaticano se escudó desde el primer momento no pasaron desapercibidos para la prensa ni la sociedad en general y enseguida empezaron a surgir diversas teorías que buscaban explicar lo sucedido y buscar culpables.
Todo como secreto de estado pasó al olvido como otras muertes de personajes famosos como el ejemplo de JF Kennedy.
En este caso casi todo apunta y coincide en señalar el móvil del asesinato en un intento de cubrir una trama corrupta que relacionaría a la Banca Vaticana con la mafia italoamericana y sus procesos de lavado de dinero negro; hechos que estarían en conocimiento del fallecido papa y que este pensaba sacar a la luz. Otros hablan de una supuesta venganza masónica por una investigación que Juan Pablo I estaba llevando a cabo para desenmascarar a altos cargos de la curia que serían masones.
En cuanto a los culpables, la lista va desde la CIA y el KGB hasta los masones que iban a ser descubiertos o la mafia italiana, que se habría valido de sus contactos dentro del Vaticano para llevar a cabo el asesinato. De hecho. En 2019 el gángster Anthony Raimondi de la mafia de Colombo confesó en sus memorias haber participado en el asesinato de Juan Pablo I junto al arzobispo Paul Marcinkus. Por cierto de mala reputación.
Fue natural la muerte o inducida, Usted amigo del siglo 30 tiene la palabra.