Entrevistas realizadas a finales de 1985 y tomadas del libro “Halley el Cometa del Terror”, cuyo autor es el director de esta página Web.
EM: Doña Anita (85 años) ¿Por donde vio el cometa?
Doña Anita: Por allí mire (señalando la parte este, hacia el sur) y se le miraba bien la estrella. Yo miraba de patoja que hasta caían chispitas, Nos levantaban cada vez que iba a amanecer el cometa.
Mi abuel a nos levantaba al patio que teníamos que rezar para pedirle misericordia a Dios para que no nos cayera una maldición en nuestra capital. Ella decía: “Señales en el cielo, desgracias en la tierra”.
EM: ¿Solo en la madrugada se vio?
Doña Anita: Si, solo en la madrugada porque nos levantaban temprano y luego nos volvíamos a costar a saber que horas serian.
EM: ¿Y como cuantos días?
Doña Anita: ¡Ay!, no le puedo decir, porque a cada poco nos sacaban, tal vez como un mes estuvo dándole ¡Fue bastante!
EM: ¿Dónde vivía usted en ese entonces?
Doña Anita: Yo aquí en jocotenango (zona 2) A mí, de un año me trajeron para la capital porque yo nací en la finca el Baúl.
EM: ¿Cuántos años tenia usted cuando vio el cometa?
Doña Anita: Tendría como unos once años pues yo voy con el siglo pues talvez mas o menos… Fíjese que mi abuela murió despuecito y yo me quede pequeña.
EM: ¿Cómo se miraba el cometa?
Doña Anita: Como que fuera un sol
EM: ¿Se ponia claro todo?
Doña Anita: se miraba como de día, era como de color oro, iba aminorando cada día, de ahora va salir a tales horas y mañana a otras horas. Iba variando la salida, toda la gente se ponía a rezar.
EM: ¿Usted no escucho ruidos?
Doña Anita: Ah, si, como no… yo miraba como que caían chispitas y se oían ruidos, como que crujían las cosas esas, A mí nunca se me va a olvidar eso. Ya le digo que nos sacrificaban y aunque estuviéramos durmiendo nos levantaban a rezar.
EM: ¿Toda la gente hacia lo mismo?
Doña Anita: Yo oía que cantaban alabados y todos salíamos a rezar a medio patio para pedirle a Dios que no nos cayera un castigo. Ya le digo, yo miraba el gran cuentón cada hora le decían a uno y ahora vamos a salir. Mi abuela era la más injusta pues nos levantaba de madrugada para verlo.
EM: Muchas gracias Doña Anita. Nos retiramos del mostrador de la tienda que la encantadora viejecita atiende al público, pensando lo maravilloso que debió ser el espectáculo.
En otra de las entrevistas encontramos a Don Francisco sentado en su silla del comedor.
EM: Buenas tardes don Francisco. ¿Podría decirnos usted cuantos años tenía cuando paso el cometa Halley?
Don Paco: Siete años
EM: ¿Dónde vivía usted?
Don Paco: En la antigua Guatemala donde esta hora el estadio de La Antigua.
EM: ¿Usted se recuerda del paso del cometa Halley?
Don Paco: Ah, mire… a mí me sacaban casi cargado. Solo vi que tenía luces y casi cubrían medio cielo.
EM: ¿Cómo a que horas recuerda usted que lo sacaban?
Don Paco: Cuatro de la mañana me sacaba mi madre. Me saco para ver el cometa.
EM: ¿Cuántos días se vio el cometa?
Don Paco: Fueron como tres o cuatro días.
EM: ¿Recuerda usted si la gente estaba asustada?
Don Paco: Si, estaba asustada porque decían, que era el fin del mundo…
EM: ¿Qué hacia la gente?
Don Paco: Salía a ver el cometa, salía a ver porque casi cubría el medio cielo por el lado oriente.
EM: ¿Usted recuerda como se miraba?
Don Paco: Un montón de luces color como dorado con varios colores.
EM: ¿Cómo era de largo?
Don Paco: Casi como medio cielo del lado Oriente.
EM: Muchas Gracias Don Francisco.
Dejamos a este nuevo testigo, un señor de 83 años que a pesar de esta edad se le ve muy bien.
En nuestro recorrido encontramos a Don Chepito con noventa y cuatro años. Para el año 1910 contaba con 17 y por esta razón es un buen testigo.
EM: Buenas tardes Don Chepito ¿Podría decirnos si usted vio al cometa Halley?
Don Chepito: Si, como a las cuatro de la mañana porque nosotros madrugábamos para ir al trabajo. Yo nunca había visto eso, Vimos el lucero con una cola larga como que era barrilete con fuego. Eso yo se los he contado a mis nietos.
EM: ¿Cuántos años tenia usted?
Don Chepito: Vea, yo nací en 1892, porque yo vivía en san José Pinula. Allí lo vimos como una estrella cabalmente con una colota.
EM: ¿Vio usted se caían estrellitas del cielo?
Don Chepito: Como no, se miraba muy brilloso, ¿Verdad? yo le digo francamente nosotros íbamos a trabajar y no le dábamos gran importancia ¿Verdad?
EM: ¿La gente no estaba asustada por eso?
Don Chepito: Ah, como no…
EM: ¿El color del cometa como era?
Don Chepito: Venia siendo un poquito, más ardiente, más fosforescente que las estrellas. Una cosa como roja… como dorado algo así.
EM: ¿Usted pudo ver como chispas en el cielo?
Don Chepito: Eso si, Uste, porque cuando caían las cosas como bolas de fuego, de allí salían como gusanitos, pero todos juntos iban caminando. Pero todos pegados como bultitos iban todos. ¡Yo si los vi!
EM: Muchas Gracias Don Chepito.
¡Sin duda alguna en 1910 fue un espectáculo! En 1986 no lo fue tanto, casi una decepción se podría decir.