EXCLUSIVO PARA SIGLO XXX
El 11 de abril de 1980 en la base aérea de La Joya, en Arequipa, 1800 personas entre civiles y militares observaron un objeto extraño sobrevolando su cielo. El Perú había mantenido problemas y enfrentamientos con Chile, lo cual lo llevo a la compra de equipo militar soviético, esa era la razón de que entre tanques , camiones militares, armamento pesado y aviones , el país sudamericano contara con naves del tipo ultima generación como lo eran los cazas supersónicos Sukhoi 22.
A las 7 y cuarto de la mañana, un oficial de la Fuerza Área del Perú (FAP), la torre de control advirtió la presencia de un extraño globo que parecía elevarse en el espacio aéreo circundante a la zona de la base militar de La Joya, en Arequipa. El grupo del escuadrón salió a ver de qué se trataba ese objeto y efectivamente, divisaron que a unos 600 metros de altura, sobre el final de la pista de aterrizaje, había un objeto luminoso elevándose, casi estático, sobre el espacio aéreo de la base. Inmediatamente se envió al entonces destacado teniente de la FAP, Óscar Santa María, para realizar una operación de ataque al objeto señalado.
Esto pues se especulaba que el objeto sería algún tipo de globo o nave de algún país vecino que tenía como objetivo espiar sobre las actividades militares realizadas en la citada base aérea.
Según la entrevista con el comandante Santa María, a los pocos minutos de iniciado su vuelo, tomó posición para realizar el ataque . Santa María piloteaba un Sukhoi 22, nave de guerra de gran tecnología que cuenta con una extraordinaria precisión para ataques aéreos y terrestres, con ella y luego de tener al objetivo en la mira (el objeto no respondía a los llamados de la torra en ninguna de las frecuencias de comunicación aérea), disparó sus obuses (balas de alto calibre) esperando haber impactado en el objeto. No obstante, para su sorpresa, la nave “absorbió” las balas, sin siquiera permitir que los obuses hicieran daño.
Santa María, recuperado de la sorpresa del primer ataque, siguió nuevamente al objeto llegando incluso a 11 mil metros de altura, a cerca de unos 84 kilómetros de la base de La Joya.
Al darle alcance, el piloto volvió a tomar la posición de disparo, no obstante, nuevamente, y antes de que el piloto pudiera realizar el disparo, el objeto subió a mayor altura, rompiéndole así la maniobra del militar peruano. Santa María continuó su persecución hasta llegar a los 22 minutos de vuelo con intención de ataque dejando así a su avión casi sin combustible, lo que le imposibilitó continuar con una nueva maniobra de ataque.
No obstante, el piloto logró alcanzar nuevamente al objeto, pero esta vez, lejos de intentar atacarlo simplemente lo rodeó como para reconocer quien o qué era su enemigo circunstancial. Grande fue su sorpresa cuando notó que su enemigo era algo que nunca había visto en toda su carrera militar:
“Era un objeto con una cúpula pavonada, como un foco partido por la mitad, con una base ancha de metal que hacía que todo brille, cuando me acerqué y cuando lo vi completo, me di cuenta que no tenía, toberas, alas, ventanas, antenas, nada, era una superficie muy lisa por arriba y por abajo”.
Dice Santa María recordando su experiencia. Al final de esta misión, el piloto peruano había disparado cerca de 38 obuses, ninguno de ellos le produjo un daño visible al objeto desconocido.
El miembro de la Escuela Superior de Guerra Aérea, Comandante. Julio César Chamorro, quien a su vez investiga estos hechos en la Fuerza Aérea, afirma y rectifica la versión del comandante Santa María, indicando que es uno de los hechos que hasta el momento no se ha podido, a pesar de las investigaciones a nivel militar, identificar qué era lo que el piloto perseguía aquella mañana en los cielos de Arequipa.
Junto con Julio César Chamorro, otros testigos, incluyendo a los militares que se hallaban en la base aquel día, dan fe de que este hecho en verdad ocurrió, algunos militares incluso señalan que era increíble cómo podían ver a la esfera siendo perseguido por la nave de Santa María, no obstante, ésta no aparecía en el radar de la Fuerza Aérea. La FAP es por hoy, la única institución en el Estado que se ocupa de la investigación de este tipo de fenómenos al considerarlos como un peligro para la soberanía territorial del cielo.
EL COMANDANTE OSCAR SANTA MARIA LUCE LA GORRA DE SIGLO XXX, LA CUAL FUE UNO DE LOS RECUERDOS QUE RECIBIERA DEL PROGRAMA DE LO INCREÍBLE.