Distinguido Licenciado Mendoza:
Quiero contarle lo que me pasó precisamente hace unos meses en las instalaciones de la empresa donde laboro. Las oficinas están situadas en una casa enorme situada en la ciudad. En este lugar funciono hace mucho años, un sanatorio de lo que se conoce como tercera edad.
Son varias las personas que afirman que ahí “espantan” porqué se escuchan ruidos extraños o cosas inexplicables que generalmente eran percibidas cuando ya la mayor parte del personal se había retirado.
Las cosas que los compañeros indicaban que les habían sucedido son que a veces se quedaban hasta altas horas de la noche y encendían y apagaban luces, se movían sillas o que se abrían las puertas de los baños e incluso que se escuchaba el agua caer en los chorros de lavamanos. Sin embargo nadie veía nada y la explicación fue que los “ancianos” estaban ahí. Algo fue que todos aceptamos eso con cierto grado de credulidad o de indiferencia.
Una noche pedí permiso para quedarme y terminar con un informe. Fue difícil que me dieran la autorización puesto que nadie más se quedaba tan tarde y era contra las normas ya que la oficina se debía cerrar con clave de alarma.
Sin embargo, frente a la necesidad de terminar ese trabajo que me requerían, accedieron a dejarme solo esa noche.
Dieron las 7 de la noche cuando se retiró el último encargado, quien me dijo que no había problema, que sin importar a que hora me fuera solo que lo llamara para estar enterado.
Así las cosas, seguí trabajando y trabajando, escribiendo en la computadora.
Cuando iban a ser las 8:30 de la noche, decidí llamar al servicio a domicilio de un restaurante y ahí empezó mi experiencia; lo primero que me sorprendió fue ver la luz del comedor encendida. ¿Quién la habrá dejado encendida? No había pasado antes. Bueno, pensé, tal vez alguien almorzó tarde y yo no me fijé. Entonces la apagué, estoy seguro que la apagué. Tomé el teléfono para pedir comida rápida y volví a mi oficina.
Los ruiditos esos que siempre se oyen cuando se supone que no hay nadie me empezaron a fastidiar, así que encendí la radio.
Todo transcurrió normalmente por otra media hora, hasta que llegó el motorista y bocinó. Salí con dinero en mano hacia la puerta y cuando vi, la luz del comedor estaba encendida de nuevo . Me asusté, pero por un momento la realidad me dijo que no era posible. Además no estaba solo porque el motorista se veía afuera con la luz de su motocicleta.
Abrí, recibí la comida, pague, cerré y me dirigí al comedor a colocar mi comida sobre la mesa.
Paso por mi mente la posibilidad de que hubiera alguien mas en la empresa, así que hice un rápido recorrido y no había nadie.
Regresé al comedor y pensé que era muy temprano para comer. Trabajé como por lo menos un par de horas sin interrupción, con la música fuerte. Logré terminar una buena parte de mi documento y después de revisarlo decidí imprimir.
Como eran gráficas y cosas a color se tardaría mucho, así que decidí en ese momento ir a cenar. Dejé imprimiendo y fui al comedor, mi comida estaba fría, así que la saqué de la bolsita de papel y la metí al microondas. Le puse exactamente 3 minutos. Mientras tanto saqué un plato y un vaso porque no me gusta comer en las cosas plásticas ni beber de las latas. Los puse sobre la mesa. Entonces escuché el característico ruido de la impresora que tenía problemas, así que salí corriendo a mi oficina a ver el problema, el cual era solo papel atascado. Apenas llegando y tratando de aflojar el papel, escuché el pito del microondas que avisa que ha sido abierto. No podía ser, había pasado no más de un minuto y medio. Me calmé a mí mismo, recargué la impresora y volví al comedor. Efectivamente la compuerta estaba abierta. Como tenía dudas del tiempo, cerré y volví a darle “start” y el reloj inició con 1:49. ¡Algo o alguien habían dado stop al microondas y abierto la compuerta!
Traté de seguir calmado, la música desde mi oficina no me hacía sentir tan solo. Bueno, pensé que estas cosas son pura tecnología y pueden fallar, además se usa bastante que tal vez ya tiene desperfecto. Esperé a que terminara el horno y cuando estaba lista la comida, la saqué y la puse sobre la mesa. Serví la comida sobre mi plato y llené el vaso con la bebida. Entonces decidí ir a cargar más papel a la impresora para que no me interrumpiera durante mi comida.
Lo hice y al volver, “aún se me duerme la cara cuando lo recuerdo”, al volver al comedor, habían 6 platos y 6 vasos dispuestos alrededor de la mesa, colocados sobre el suelo, atrás de cada silla, incluyendo el mío.
Ante mis ojos estaba ocurriendo algo espeluznante. Cada plato con su vaso, en lugar que ocupa cada silla, pero sobre el suelo. Como dispuestos a compartir alimentos conmigo.
Yo me congelé. Solo recuerdo que me puse las manos en la cara y dije ¡Dios mío y ahora que hago!
Dejé todo como estaba, me salí casi corriendo de la casa y me fui al parqueo para encerrarme a mi carro.. Ahí amanecí por que era peligroso salir a esas horas de la madrugada
Al día siguiente cuando llego la primera persona con llave y me vio ahí, a saber que habrá pensado, yo entre rápido a recoger todo, mi plato, los platos seguían en le suelo. Mi computadora encendida, la radio sonando fuerte, la impresora pidiendo más papel, las luces encendidas.
Actualmente los ruidos siguen, y todos los toman casi como normal o no le ponen atención, pero lo que yo viví, si me tiene hasta la fecha muy pensativo.
Otro detalle, esta oficina tiene un patio en la parte de atrás.. Ahí en medio de ese patio, hay una especie de pozo que supongo, no por qué está sellado. Yo lo descubrí porque nadie le había puesto atención.
Creo que es un agujero, pero he llegado a pensar que tal vez ahí dejaban restos de algunos pacientes de edad que morían. Bueno, sea como sea nadie sabe la verdad.
Muchas gracias Licenciado