ALGUIEN O ALGO SE ESTA LLEVANDO GENTE DE ESTE MUNDO. (4)
ALGUIEN O ALGO SE ESTA LLEVANDO GENTE DE ESTE MUNDO. (4)

ALGUIEN O ALGO SE ESTA LLEVANDO GENTE DE ESTE MUNDO. (4)

EL CASO DEL ANCIANO DE LA 9a. AVENIDA, ZONA 1

Lugar: Ciudad de Guatemala

Año: 1963

Hora: 07:30

Esta es un vieja historia de un viejo amigo, sobre un viejo y sencillo anciano, hombre que se perdió para siempre. Francisco Arzú fue un compañero de televisión a quien estimé y sigo estimando lo suficiente para creerle a pié juntillas lo que un día, hace mucho tiempo, me relató.

La ciudad de Guatemala en 1963 era como todas en América, una urbe muy tranquila (ha excepción de problemas políticos y de guerrilla), la delincuencia común no castigaba tan fuertemente como hoy.

ALGUIEN O ALGO SE ESTA LLEVANDO GENTE DE ESTE MUNDO. (4)

EL CASO DEL ANCIANO DE LA 9a. AVENIDA, ZONA 1

Lugar: Ciudad de Guatemala

Año: 1963

Hora: 07:30

Esta es un vieja historia de un viejo amigo, sobre un viejo y sencillo anciano, hombre que se perdió para siempre. Francisco Arzú fue un compañero de televisión a quien estimé y sigo estimando lo suficiente para creerle a pié juntillas lo que un día, hace mucho tiempo, me relató.

La ciudad de Guatemala en 1963 era como todas en América, una urbe muy tranquila (ha excepción de problemas políticos y de guerrilla), la delincuencia común no castigaba tan fuertemente como hoy.

Franky, como le apodábamos a Pancho Arzú vivía sobre la novena calle, casi llegando a la esquina de la primera avenida en el centro de la ciudad. Yo personalmente conocí su casa Era muy bien arreglada y constaba de varias habitaciones. Hacía un lado de la entrada o garaje, existía un pequeño apartamento el cual alquilaba a un matrimonio de ancianos. Al parecer sus hijos los mantenían y no les faltaba lo indispensable para vivir. Su vida era rutinaria – me decía Franky – todos los días eran lo mismo para la pareja.

En el mes de marzo de aquel año (se acercaba la Semana Santa), don Nachito salió como siempre a comprar el pan y una cajetilla de cigarros. La tienda donde habitualmente adquirían las cosas estaba en la esquina de la cuadra, estaba a unos 25 metros.

Este anciano, recuerda mi amigo, regresó ese día antes de salir por la puerta general, pues había un sobre de cobro por consumo de energía eléctrica. Se lo entregó y se retiró para realizar sus compras. Su esposa le esperaba cocinando el desayuno. Eran las primeras horas de aquel día.

Unos treinta minutos después doña Julia (esposa del anciano), llegó a tocar la puerta de la casa de Franky. ¡Don Nachito no había regresado!

Por solidaridad y por cariño, mi amigo de la televisión fue hacía la pequeña tienda de la esquina. Este es su relato, no creo haber olvidado detalles fundamentales a pesar del tiempo, pues tomé datos que aún tengo en mis manos.

 

“El encargado del negocio me dijo que esa mañana el anciano no había llegado a comprar el pan como siempre lo hacía. Pensó que estaba resfriado y que esto le impidió llegar.

Regresé a la casa y le pregunté de nuevo a doña Julita si su esposo no estaba en el baño, en el patio trasero o en algún lugar. Temía que hubiera sufrido un infarto y no nos hubiéramos dado cuenta. Registramos el apartamento y no encontramos nada.

Preocupado salí a la calle de nuevo, ya había pasado una hora y media. Pregunté a los vecinos por si hubieran visto algo, pero todo fue negativo. Los cuerpos de socorro no tenían reporte alguno de alguien que fuera atropellado y víctima de algún paro cardíaco. Además el hospital nacional San Juan de Dios está a dos cuadras.

Era realmente inexplicable como en un tramo de 25 metros don Nachito hubiera esfumado..

Pasaron los días e hijos del señor revolvieron cielo y tierra y él su padre jamás apareció. Dos meses después la esposa, doña Julita, se fue a vivir con unos familiares.

Realmente no me explico luego de tantos años, qué fue lo que sucedió al viejito. Te lo cuento porque sé que vos sí me vas entender. Créeme que hice todo lo posible, pero jamás volvió aparecer, ni nadie sabía nada de él”.(Franky Arzú)

COMENTARIO:

Luego del relato y a lo largo de años, cuando el tema volvía a surgir en medio de alguna grabación en el estudio (Pancho Arzú era director de cámaras del canal de televisión), le repreguntaba detalles los cuales ahora complican más este asunto.

El anciano nunca manifestó alguna preocupación como para pensar que estaba siendo perseguido o tenía tendencias suicidas. Por otro lado ellos vivían felices, sin problemas económicos o emocionales.

La actitud de don Nachito de regresar a entregar la nota de cobro evidencia su conciencia de responsabilidad y su interés por las pequeñas cosas.

Por último, ¿quién mostraría interés por un “viejito”, quien vivía una vida rutinaria y sin preocupaciones por el entorno en que se desenvolvía?

Franky conversó 4 años después con uno de sus hijos, a quien conocía perfectamente pues era él que llevaba la renta cada mes. A la pregunta sobre el paradero de su padre, la respuesta fue: “Hoy ya nos resignamos pero... ¡A mi papá parece que se lo llevaron los marcianos!”

Misterios... Misterios.

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