¿De dónde vino semejante cosa?
Siglo XXX.
Corría el año 1986 y el SIDA para muchos catastrofistas era el virus del fin de mundo. Para los moralistas, un mensaje de Dios para evitar los desórdenes del sexo. Para otros un experimento genético incontrolado y para solo pocos elegidos en el mundo de la información, una conspiración contra la humanidad.