El cerro donde se sitúa hoy el Parque Carlos Antonio López, antes llamado Mangrullo es histórico en la vida geopolítica de Paraguay. Durante la guerra llamada de la triple Alianza se utilizó por fuerzas brasileras como enclave estratégico para situar allí su artillería, ya que desde su cima se puede observar lo que es la ciudad de La Asunción.
LA HISTORIA DEL CEMENTERIO.
Los registros iniciales de este lugar se fijan en el año 1871, esto durante la peste de la fiebre amarilla que asoló la ciudad. El Mangrullo, era un terreno baldío que atravesaba el llamado Camino Real que llevaba a los baños de Tacumbú. Empezó a ser utilizado como cementerio, esto debió ser por su proximidad al antiguo Hospital de la Caridad (actual Hospital Militar). El Mangrullo fue cementerio hasta principios del siglo XX; en 1918 la Municipalidad ordenó su clausura debido al crecimiento urbano que fuera un lugar poco apropiado para un cementerio en la zona conocida hoy como Sajonia. Pasadas las reformas, este espacio verde fue testigo de la evolución del exclusivo un barrio
El 31 de agosto de 1918 y el 10 de setiembre del año siguiente fueron dictadas sendas ordenanzas (las números 818 y 820) por las que se disponían la clausura del viejo cementerio del "Mangrullo", ubicado en lo que actualmente es el parque "Carlos Antonio López". Pese a dichas ordenanzas, el camposanto siguió funcionando hasta 1926, año en que algunos de los restos enterrados allí fueron traslados al que hoy es conocido como "Cementerio del Sur", sobre la calle Yegros.
El autor y Ronald sosteniendo en sus manos fémures de algunos infortunados que aún permaneces bajo tierra en Mangrullo.
Un cráneo recién extraído. Será imposible exhumar todos los restos por lo cual aquel que visite el parte siempre pisara o jugará sobre restos humanos.
LOS FANTASMAS DE MANGRULLO.
Junto a mis amigos Ronald Maidana y José Martí visitamos la mañana del día 9 de mayo de 2015 las instalaciones del Parque C.A. López y aun cuando la historia oficial dice que los restos que fueron enterrados allí, fueron trasladados a otro cementerio, hoy pude comprobar que solo se excava unos 50 centímetros para con sorpresa encontrar cientos de huesos, restos de infortunados que durante la epidemia de fiebre amarilla padecieron las consecuencias de tal afección. Seguramente los que si fueron exhumados fueron los que reposaban en mausoleos o tumbas formales, pero la enorme cantidad permaneció tierra abajo.
Como podrá verse en las fotografías logradas por este servidor, las restos salen como hierva de pasto. Pedazos de cráneos, fémures, dientes, etc. Todo debido a la remodelación actual donde en el lugar específico se construyen canchas para el deporte. ¿Se puede imaginar el lector estar caminando o haciendo deporte sobre miles de difuntos?, eso es lo que pasa hoy en el Mangrullo.
José y Ronald observan las excavaciones en el Mangrullo.
LO QUE CUENTA LA HISTORIA URBANA.
Son muchos de los que han visitado el cementerio y varios de los vecinos que a baja voz hablan de lo que en las noches se suele escuchar o ver. Algunos se han encontrado con sombras que deambulan, otros que ni siquiera conocen a fondo la historia sienten extrañas presencias que incluso les tocan el hombro o pareciera soplarles el cuello.
A la lejanía no escapan vecinos que viven en los alrededores que se aventuran a decir que se escuchan quejidos, voces o incluso gritos que quien sabe de que parte del parque proceden. Algunos medios de comunicación e investigadores privados han realizado reportajes de lo que allí ocurre.
Lo que será una cancha de futbol, el deporte se jugará sobre un cementerio.
NUESTRA VISITA.
Era la mañana del 9 de Mayo de 2015, nublada y con brisa, no obstante en el lugar había trabajadores operando. Junto a Ronald y José y con toda la amabilidad del caso los obreros nos relataron historias y mostraron los huesos, pero para no quedar en duda excavaron poco y sacaron más restos, todo frente a nuestra atónita mirada y el lente de nuestra cámara. Es realmente impresionante ver aquello y de nuevo pensar que uno pisa cuerpos que día pertenecieron en está vida a personas. Uno de los trabajadores, fui presentado por mis anfitriones como investigador guatemalteco, me dijo que si deseaba podía llevar un diente o hueso. Con respeto y agradecimiento le dije que no me era posible, ya que tenía que viajar y no sabría decir el porque llevaba tal cosa, quizá una forma de escabullir la generosa proposición.
Fachada de la casa supuestamente encantada, esto en el barrio Sajonia, Asunción Paraguay.
Luego de la visita pasamos a una casa que es famosa en Asunción por ocurrir allí cosas raras. Es a pocas cuadras en el barrio Sajonia. No pudimos entrar ya que durante el día es resguardada por una persona y un perro, pero la casa según cuentan desde que allí ocurrieron fenómenos paranormales , nunca ha sido habitada formalmente.
Otro logar encantado, que en mis correrías profesionales de trabajo, visito a lo largo del mundo. EMP.