LA CIUDAD Y VALLE DE LOS TERREMOTOS, LA ANTIGUA GUATEMALA.
LA CIUDAD Y VALLE DE LOS TERREMOTOS, LA ANTIGUA GUATEMALA.

En ningún momento deseo que este artículo sea causa de temor, al menos de rumores mal entendidos que puedan generar especulación y miedo. Simplemente es recorrer la historia y crear un sentido de precaución. Movimientos de tierra han ocurrido y seguirán ocurriendo, como lo que ocurrió en el suelo de la antes llamada Capitanía General del Reino de Guatemala (en realidad de Centroamérica), esta un grado más bajo que los Virreinatos, instituciones políticas gobernantes y de la cual solo existían dos, la de México y la de Perú.

El suelo guatemalteco esta asentado en un área clasificada como grado 4 en sismicidad, esto quiere decir una región propensa a sismos de gran magnitud. Los geólogos y sismólogos lo saben perfectamente. En este territorio convergen tres grandes placas tectónicas como lo son: la del Caribe, de Norteamérica y la de los Cocos (Océano Pacifico). Por si fuera poco un pequeño país plagados de volcanes, algunos de ellos activos como el Pacaya, Fuego y Santiaguito.

Lo anterior pleno indicativo que en Guatemala no pase un par de semanas sin que la tierra se mueva bajo nuestros pies todo debido a que a lo largo del tiempo cientos de fallas se hayan formado debido al encogimiento o estiramiento de la tierra.

En ningún momento deseo que este artículo sea causa de temor, al menos de rumores mal entendidos que puedan generar especulación y miedo. Simplemente es recorrer la historia y crear un sentido de precaución. Movimientos de tierra han ocurrido y seguirán ocurriendo, como lo que ocurrió en el suelo de la antes llamada Capitanía General del Reino de Guatemala (en realidad de Centroamérica), esta un grado más bajo que los Virreinatos, instituciones políticas gobernantes y de la cual solo existían dos, la de México y la de Perú.

El suelo guatemalteco esta asentado en un área clasificada como grado 4 en sismicidad, esto quiere decir una región propensa a sismos de gran magnitud. Los geólogos y sismólogos lo saben perfectamente. En este territorio convergen tres grandes placas tectónicas como lo son: la del Caribe, de Norteamérica y la de los Cocos (Océano Pacifico). Por si fuera poco un pequeño país plagados de volcanes, algunos de ellos activos como el Pacaya, Fuego y Santiaguito.

Lo anterior pleno indicativo que en Guatemala no pase un par de semanas sin que la tierra se mueva bajo nuestros pies todo debido a que a lo largo del tiempo cientos de fallas se hayan formado debido al encogimiento o estiramiento de la tierra.

 

Los llamados terremotos pueden ser de índole local debidos a fallas y volcanes (solo afectan una región concreta), o tectónicos que abarcan grandes extensiones de un país o países cercanos.  

EL VALLE DE PANCHOY Y CIUDAD DE SANTIAGO DE LOS CABALLEROS.

Esta no es una historia de los movimientos sísmicos de la república, sería interminable, por ahora solo nos concretaremos a un área del altiplano y motivo de varios traslados de una capital que a causa de los temblores de tierra tuvo que ser traslada a otros sitios, todo buscando la tranquilidad del suelo, pero como no hay pedazo de tierra que no sufra los calambres de la tierra, siempre fue asentada a expensas de grandes movimientos tal como lo demuestra el valle de Panchoy.

El antecedente de la fundación de la hoy llamada Antigua Guatemala, por cierto patrimonio de la Humanidad, son funestos ya que su traslado no fue una decisión ni política como tampoco económica, fueron desastres lo que confirma lo inestable de nuestro suelo. Si alguien no lo cree aquí una lista de los sismos que en su tiempo alarmaron a sus habitantes.

Una vez asentada en el valle donde hoy se encuentra los vaivenes de la tierra comenzaron en septiembre de 1565 donde la crónica dice que en agosto y septiembre se dejaron sentir muchos y espantosos temblores de tierra que causaron daño a la insipiente ciudad de Nuevo Santiago. Luego diez años después (1575). Otro gran remezón, los de San Andrés, para seguir con los del 26 de diciembre de 1581, 1582, 16 de enero de 1585 y del 23 de diciembre de 1586 hasta ese tiempo los más fuertes que echaron abajo muchas casas y edificios. Cuentan los cronistas que durante esas fechas no pasaban más de ocho días sin que se sintiese que la tierra se movía.   La tierra siguió temblando de vez en cuando hasta el 8 de octubre de 1651 cuando formidables temblores asolaron la ciudad y no fue si no hasta que por intermedio de la Virgen del Rosario y por medio de oraciones, la cosa cesó.

Pero allí no paro la cosa, en 1663, doce años después vino el terremoto llamado de San Felipe el cual arruinó la ciudad. Fue tan solo el inicio de otros remezones como el de Santa Eulalia el 12 de febrero de 1689 cuando los que vivían con tenacidad y firmeza descasaron un poco de estar poniendo de pie sus casas. Paso el tiempo, hasta que llego el 4 de agosto de 1702, tan solo 13 después en que la gente volvió a sentir que estaba mareada por lo inestable del suelo, así el asunto siguió adelante el 1 de febrero de 1705 y otro más el 14 de octubre de 1709. La historia de los terremotos llega al de “Santa Marta”, en 1717 con fecha 29 de septiembre. Fue uno de los más fuertes el cual derribo muchos edificios públicos y casas particulares cuyo daño fue calculado en unos 345,050 pesos, cálculo hecho por el Alcalde al Maestro de obra y fontanero de la ciudad Sr. Diego de Porres, suma que no incluyo barrios como del Espíritu Santo, San Antón y sus iglesias.

Sin embargo la reparación de de Santo Domingo, San Francisco, La Merced, San Agustín Compañía de Jesús, Escuela de Cristo y diez más se estimo en 10,000 pesos de aquella época..

Cuenta la historia que en agosto el volcán de Fuego entró en erupción y como hoy muchos han visto su cono expulsa el magma y sus gases dando así a la producción de electricidad estática propia de una tormenta con sus rayos y centellas. Esto dio origen a la hipótesis que fue el volcán el responsable, teoría que no es de descartar ya que los vulcanólogos saben perfectamente que ese fenómeno puede dar lugar a terremotos locales,   Esta serie de movimientos sísmicos de 1717 están catalogados como los más fuertes y destructores y entre otros dieron lugar grandes controversias sobre el traslado de la capital al valle de Santa Ana en Chimaltenango. La polémica pasó de Guatemala, al virreinato de México y llego hasta el Rey de España. Finalmente por argumentos en contra y escasos a favor, providencialmente la ciudad se quedo donde estaba para ser reconstruida. De no ser así la capital de Guatemala estaría hoy en jurisdicción del departamento de Chimaltenango. ¡Cosas del destino!

Como hasta ahora se puede apreciar, la vida de la hoy conocida como “La Antigua Guatemala” está llena de fuertes movimientos de tierra y que gracias a Dios luego del más conocido y documentado dentro de patrimonio nacional tangible (las numerosas ruinas que hoy el turista puede ver), no se ha repetido ninguna tragedia como esa.

Cabe agregar un dato técnico. Son muchos los geólogos y sismólogos que afirman que es mejor que la tierra tiemble ya que de esa manera la energía acumulada se libera. Sin ser experto en el tema siempre he disentido de tal análisis ya que como se puede apreciar en numeras ocasiones el grande no viene de sorpresa y muchas veces anuncia su llegada con semanas o meses de anticipación.

La ciudad y valle foto 2

LOS DE SANTA MARTA EN 1773.

Son quizá los más conocidos y de los cuales se habla cuando se observan las imponentes ruinas de iglesias y conventos. Los fuertes temblores iniciaron a finales del mes de Mayo, fueron varios para desembocar en pequeños pero muy seguidos lo que hoy los expertos llaman enjambres y replicas. Llegaron hasta el mes de junio coincidiendo con la entrada del señor presidente Martín de Mayorga y Mendieta el día 11. Entre aplausos y temblores se le dio la bienvenida con los actos comunes a su embestidura y tal era el desasosiego por los movimiento que la ceremonia se hizo en una hacienda llamada “Cabrejo” de don Francisco Carbonel estaba situada como a cuatro leguas del centro de la ciudad. Las noticias como ahora llegaron a los invitados que estaban en la hacienda y fue la razón de que el Ministro Decano dejo la ceremonia para ver el Parque Central y el Real Palacio que según se decía se había arruinado, cosa que no era tan cierta. Además se dijo que fue para dar confianza a los vecinos que esta asustados por que no dejaba de temblar esa tarde lo cual continuo por la noche.

Al otro día, el 12 el presidente en medio de un desfile fue llevado a la Catedral para una ceremonia organizada por el Cabildo Eclesiástico, para ser conducido a la Sala del Cabildo, sin embargo la tierra continuaba moviéndose. Otro que circunstancialmente se metió en el problema de los sismos fue el Obispo de Comayagua que estaba de paso para el obispado de Durango y tuvo que quedarse a dormir varios días en unos potreros llamados de Retana. Para ese entonces numerosos ranchos se habían instalado en varias calles y plazuelas mientras los temblores seguían uno tras otro hasta que llegó el grande.   Para ese entonces la gente hacía numerosas plegarias, rogaba a cuando santo se le ocurría, encendía velas y por supuesto comentaba la situación no sin antes alguno echarle la culpa a todos los pecados que la ciudad había cometido en el pasado.

Los habitantes, como todo en la vida, se estaban acostumbrando entre vaivén y vaivén a sobrellevar la situación pues cosa curiosa fue que no hubo mucha escasez de alimento y mucho menos especulación (que tiempos tan honestos aquellos), pero sobre todos las mujeres y ancianos temían por algo peor, sabios después de todo.

La ciudad y valle foto 3

LAS TRES Y SERENO… EL GRANDE.

Aun cuando no era de noche, la cosa se puso oscura. El reloj marcaba las tres y media de la tarde cuando como aviso providencial la tierra se estremeció como se arrugara y un gran carretón pasara debajo de los pies de los vecinos. Quienes estaban dentro de las construcciones que quedaban en pie y con buena intuición, ya que no existían letreros de rutas de evacuación, salieron corriendo ha sitio descampado comentando lo fuerte del sismo. Este temblor puso en sobre aviso a los ciudadanos y por precaución nadie regreso pronto al interior de las casas y edificios. Eran las tres cuarenta y cinco, tan solo 15 minutos después, cuando todos los que estaban de pie o caminaban se sintieron como cuando hubieran ingerido buena bebida embriagante. Así todo medio bamboleándose y otros que cayeron al suelo vieron y escucharon el crujir de la tierra. Eran las cuatro menos cuarto del 29 julio de 1773 y para colmo la lluvia se les echo en cima. Era el acabose, era para algunos el fin del mundo ya que la tierra según las crónicas se movían para todos lados, era como si el Dios del averno estuviera cerniendo arena para la construcción. Al suelo paredes de un ancho de mas de un metro, bóvedas de iglesias, torres que sus campanas echaron al vuelo dando así un concierto macabro pues no tañían por un acto religioso, si no por una tragedia. La fuerza fue tal que de los empedrados las pequeñas rocas saltaban. Las personas adoptaban distintas actitudes, unas arrodilladas orando con la cabeza baja, otras mirando al cielo, algunas mas confesándose ante Dios, muchas mas corriendo para un lado y para otro… miedo , terror y espanto por todos lados.. Las réplicas siguieron con intensidad toda la tarde y noche en medio de torrenciales aguaceros que terminaron de complicar la cosa no solo en lo material, sino acrecentando la idea que el Apocalipsis había llegado a la muy Noble y Leal ciudad de Santiago de los Caballeros. Fueron muchos los que perecieron, pero muchas mas los que se salvaron sin una herida ya que el movimiento de las tres y media les había advertido de la espantosa catástrofe que se venia.

A los presos se le permitió salir de las cárceles y aún con grilletes, los de mayor gravedad y los que no escaparon rápidamente, quienes se quedaron se mezclaron con la gente honrada sin embargo como desde principios de la humanidad hubo varios que no merecieron el anterior calificativo, dado que hubo pillaje, saqueo y vandalismo.

El asunto era serio y como por aquel entonces la gente era muy creyente, en medio de los remezones sacaron de la catedral al Santísimo Señor Sacramento y como a las siete de la noche lo depositaron en un ranchito en medio de la plaza mayor, siendo velado toda la noche por personas piadosas. Llovió toda la noche y por fin el 30 hubo sol y con espanto la gente pudo ver la semejante destrucción de su ciudad. :La policía de aquel entonces, menestrales y oficiales de todas clases hacían lo posible para mantener el orden ya que hasta las monjas enclaustradas tuvieron que romper el voto y salir a la calle.

Luego de esta tragedia vino con el tiempo la gran discusión de nuevo, el traslado de la capital a otro lugar mas seguro. La lucha entre los que querían quedarse y reconstruir (los terroristas) y los que deseaban largarse a otro lado (los traslacionistas).

Para finalizar, ya que esta es una pequeña crónica de los sucedidos, cabe mencionar que dos semanas después el 11 de septiembre como a la una de la tarde, vino otro sismo que mas que mover la tierra de arriba para abajo, fue un vaivén de tierra, era como si el suelo estuviera bailando al ritmo de una danza macabra.

NOTA FINAL.

Cabe hacer mención que la tragedia se conoció y sintió hasta México, hay crónicas que los movimientos de tierra se sintieron muy lejos no solo hacia el norte, si no hacia el sur. Existe una clara referencia en un estupendo libro y recopilación de todos los sismos acaecidos en el territorio mexicano cuyo titulo es: “   “ , tomo que guardo muy especialmente en la biblioteca de Siglo 30.

Debe agregarse que muchas de las iglesias y conventos que hoy se ven en la Ciudad Colonial, su estado ruinoso en un porcentaje y en algunos edificios obedece a que fueron derribados intencionalmente para no provocar posteriores tragedias.

Por otro lado en esta oportunidad no hubo controversia sobre el lugar de traslado, el cual fue y es actualmente el Valle de la Ermita, nombre que toma por el que hoy es un pequeño promontorio al norte de la capital llamado “Cerrito del Carmen”, pero el valle tomaba el nombre de “La Vacas” Sobre esto hay una rica narración que desemboca en el actual nombre que ostenta la capital guatemalteca “Guatemala de la Asunción y Nueva Guatemala de la Asunción”

Volviendo a lo que hoy es la Antigua Guatemala y el por que tanto y socorridos movimientos, aún se especula sobre su origen dado a que en aquel tiempo no existía la tecnología de hoy para poder medir la intensidad y magnitud de los sismos así como su posible origen o epicentro. Solo se puede especular tomando en cuenta las crónicas de la destrucción o percepción que se tuvo en otros lugares, pero como .la mayoría del territorio estaba desabitado y donde había gente asentada eran escasos lo que escribían de los sucesos acaecidos en sus pueblos o se han perdido..   Quizá lo que se ocurre es pensar que la mayoría tuvo origen local y los grandes posiblemente en la convergencia de las placas que ya en un principio se han mencionado. El asunto es que desde esos remotos tiempos la tierra ha estado calmada por esos lares, cuestión que no deja de preocupar o de pensar y encontrar una razón del por que hasta hoy día la tierra ha estado tranquila. ¿Seguirá así? EMP

Referencias bibliográficas: Terremotos en Guatemala, Rafael Álvarez – Cronista de la Antigua Guatemala. Historia General de Guatemala – Varios Autores, Asociación De Amigos Del País. Wikipedia, Museo Nacional de Historia – Lic. Miguel Álvarez, La Calle Donde Tu Vives – Héctor Gaitán.

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