¿QUIEN TIENE LA RAZÓN. LA CIENCIA O SIGLO30?
Eduardo Mendoza P.
A veces uno se pregunta por qué a lo largo de la historia y aún este siglo XXI plagado de adelantos científicos la gente sigue creyendo en fantasmas y espectros, es más en leyendas de aparecidos y figuras que la lógica y el materialismo debieron haber matado.
Los espíritus que deambulan en edificios antiguos o modernos, casas abandonadas y plenamente habitadas, apariciones en sitios inusuales como barcos y aviones, ya no solo se dan en las calles antañonas si no en modernas avenidas. Lugares como hospitales, cementerios, hoteles, museos, bosques y cerros, montañas y desiertos. Todo lleno de este tipo de narraciones las cuales sobreviven en el imaginario colectivo, pese a que su historia es tan vieja como la misma Babilonia, Roma o la conquista española del continente americano.
En el tema existe una clara controversia entre la ciencia y la creencia popular, entre lo que argumentan los escépticos y los creyentes, entre los que enfundados en el nombre de científicos dicen no y los herejes de la ciencia. ¿Pero cuáles son las razones de la ciencia para no creer y cuales las razones de los que creen en esto y lo investigan? Si se emplea tiempo, esfuerzo, papel o la web para la difusión de este tipo de fenómenos de excepción. ¿Se está perdiendo el tiempo en un simple entretenimiento? Por el contrario ¿Se está entrando a investigar algo intrascendental?
No está demás acotar que de lo que se ha llamado irracional han surgido rotundas verdades que a lo largo de la historia la ciencia ha tenido que arrodillarse y aceptar la existencia de lo inverosímil.
Ejemplos los hay por montones y por si fuera poco grandes y renombrados hombres de la bata blanca se han unido a la creencia que algo hay más allá de los que sus ojos y oídos perciben y sobre pasa a las mesas de sus laboratorios que pretenden tener la verdad absoluta. El tema da para miles de horas de discusión, pero resumamos:
LAS RAZONES DE LA CIENCIA PARA QUE SE CREA EN FANTASMAS.
1. La emergencia de nuevos horizontes y ámbitos de escenarios de lo paranormal en las redes sociales, sitios de Internet, la televisión, el cine o la radio.
2. La influencia que las religiones mantienen sobre las personas, así como la creencia en mitos y leyendas como ángeles y demonios.
3. La ignorancia de los avances científicos sobre cuestiones que la gente no se explica fácilmente.
4. El aumento de dióxido de carbono en el cerebro que provoca imágenes ficticias.
5. La esperanza convertida en ilusión de que los seres queridos están al alcance de nosotros a través de una vida después de la muerte.
La existencia de una “anomia social” . La anomia es, para las ciencias sociales, un defecto de la sociedad que se evidencia cuando sus instituciones y esquemas no logran aportar a algunos individuos las herramientas imprescindibles para alcanzar sus objetivos en el seno de su comunidad.
6. La creencia de que lo que no es físico puede convertirse en físico.
7. El proceso de psicosis colectiva, sugestión compulsión y procesos anormales de la conducta como depresión, stress, angustia social, etc.
8. La imposibilidad de probar la real existencia de los fantasmas, espectros o cualquier otro fenómeno fuera de lo normal como la telepatía, la precognición o la telérgia.
9. El no poder inspeccionar en el laboratorio a un espíritu burlón o de un muerto.
SIGLO 30, RESPONDE.
1. Si algún físico, sociólogo o psicólogo pudiera responder del por qué la creencia se extiende desde cuando no existía tales cosas modernas, sin la imprenta, sin la masiva difusión de escritos o de comunicación tan lejana con tierras y culturas que jamás se encontraron sino hasta cuando hubo algún medio de saber de ellas. Fue ahí donde se descubrió que la gente de esos lugares tenía las mismas experiencias de encuentros con lo inverosímil. No hay argumento para negar que desde el mismo inicio del homo sapiens - sapiens el humano ya creía en tales cosas porque le ocurrían y experimentaba que eran una realidad que en su momento era inexplicable. Nuestro slogan radiofónico lo dice: NO ES UN MISTERIO QUE EXISTAN, EL MISTERIO ES QUE SON”
2. Si bien la religión ha influido en creer en una vida más allá de la muerte “el otro mundo” sin duda a lo largo de la historia esta idea hubiera desaparecido si no es porque han existido casos y fenómenos o hechos que dan pie a pensar que algo hay más allá de lo que simplemente vemos a nuestro alrededor. Por ejemplo el famoso llanto de la “Llorona”, el cual aún hoy personas alejadas totalmente de ser influidas cree, campesinos que no tienen acceso a medios de comunicación o que son escépticos que de pronto escuchan un gemido o sollozo inexplicable que proviene de algún lugar donde no hay nadie o posteriormente se encuentra o descubre que no existió algún suceso dramático que afecto a una persona, un asalto, agresión o sujeto enfermo o con problemas.
3. El ignorar los avances de la ciencia no significa negar lo que de pronto inexplicablemente sucede, lo irracional en determinado momento. Los científicos tildan fácilmente de ignorantes a gente sencilla o quizá analfabeta de ser responsables de no dar respuesta a lo que se enfrentan. La lógica de su vida cotidiana les indica que aquello que los sucedió no era normal entre su vida diaria. La ciencia hace caso omiso que los fenómenos de excepción les sucedes y los cuales le han sucedido a profesionales preparados, estudiosos y serios que pese a su grado académico se han enfrentado con lo imposible.
4. Ni que pusiera todos los días nuestro automóvil a funcionar dentro de nuestra casa, en nuestro dormitorio, en la oficina o en un sanatorio, quizá en un apacible bosque, para respirar dióxido de carbono.
5. Millones no guardan el sentimiento de duelo por años, muchos hasta se han olvidado de sus muertos, pero de pronto se enfrentan a apariciones de entes que ni por asomo son su familia, ni saben que es, no tiene explicación ni deja un mensaje de consuelo. Simplemente aparece y luego se esfuman.
6. Si lo no físico no se puede convertir en físico, a ver si algún científico puede negar o estar en contra de los muchos descubrimientos que han realizado con lo que ellos creyeron que no era o es físico y se dieron de cara con que si se transformó en físico. De esa cuenta solo se puede halarles las orejas mencionando a tan ilustres ciudadanos de bata blanca que inclinen la cabeza frente a lo es la “Mecánica Cuántica les ha venido abofeteando diciendo: “Lo que creía no físico, se convirtió en físico”
7. Los fenómenos alterados de la conducta no los sufren millones de seres humanos inmersos en multitudes. Si bien es cierto que el miedo obedece cuando surge lo inesperado, lo que amenaza nuestro sentido de supervivencia, esto no quiere decir que estamos predispuestos a lo insólito de una aparición. Surgen los fenómenos cuando menos lo esperamos, cuando estamos en otras cosas, cuando ni por asomo estamos siendo sugestionados o enfermos de la mente. Aparecen en el momento menos esperado.
8- 9. El científico se cierra por que a él no le ha pasado, porque no puede tener un espíritu en una probeta, un alienígena en su mesa de disección. A ver si en su bisturí puede partir un electrón o tenerlo enjaulado queriendo escapar de que no lo mira. ¿Cuándo va a jugar en sus manos con un átomo?
Todo lo que sabe de ello está en el pizarrón de las formulas o de las trazas que dejan las partículas en los ambientes gaseosos, pero jamás las ven, es más no saben de donde salieron y hacia dónde van. Son sus verdaderos fantasmas a l que se enfrentan sin verlos, sin haber pensado que eran físicos, pero que se tornaron en físicos. Además hoy día la tecnología a permitido sacar a luz pública cosas que aparentan no ser físicas pero que en la captación de espectros de frecuencias surgen como en las ondas de grabación magnética, digital o en los pixeles de las cámaras caseras.
Son los espectros que la gente común y corriente capta en sus cámaras o grabadoras de audio. Si estos argumentos no son tomados en cuenta por los sabelotodo, simplemente es por que contradicen lo que saben y les da de comer por que no se puede negar que muchos de ellos viven de la ciencia y del negocio que se hace con ella en la guerra, la medicina o en el comercio de productos suntuarios como la telefonía celular EMP