“LA GRAN CALABAZA”.

Siglo 30.

Desde hace años el programa siglo 30 ha venido exponiendo la peligrosidad de un impacto catastrófico sobre la tierra. No es una idea alarmista, si no muy real la cual quizá se cumpla cientos o decenas de años, tal vez en semanas o días. Nadie lo sabe aún cuando existe un programa de observación y alerta de Objetos Cercanos a la Tierra (NEOs) , el cual astrónomos y físicos del espacio están en constante vigilia se ha demostrado que es imposible detectar una piedra de gran tamaño que venga directa a la tierra.

Dos reciente casos lo constituyen el que penetro inadvertidamente en los Urales (Rusia) en 15 de febrero de 2013. Impacto a 80 kilómetros de una ciudad, pero a su paso dejo 900 personas heridas y cientos de ventanas rotas por la onda sonora que generó.

De haber caído en un zona poblada hubiera sido una catástrofe gigantesca y eso que fue considerado como un meteorito y no asteroide. Lo interesante fue que nadie lo detectó a tiempo, tan solo cuando ya había entrado en la atmosfera terrestre.

LA GRAN CALABAZA.

El TB 145 pasará a tan solo 480,000 kilómetros de nuestro planeta, un poco más allá de la distancia que nos separa de la luna, pero es infinitamente reducida en términos espaciales, quizá ni un pelo de gato como se suele decir. Este asteroide solo fue detectado con 20 días de anticipación y según opiniones de astrónomos no habría tiempo de prevenir nada, mucho menos destruirlo. De impactar esta piedra de tan solo de 400 metros provocaría daños catastróficos en todo el planeta. Un ejemplo claro es el que destruyo la vida en un 90 por ciento (incluyendo los dinosaurios), hace 60 millones de años, el mítico asteroide de Siberia.

¿CUANDO SE ESPERA QUE LLEGUE?

La pregunta es una alerta que demuestra la fragilidad de nuestra supervivencia. Esta piedra se acerca a mas de 35 Kilómetros por segundo y lo tendremos rozando la superficie del globo el 31 de octubre día del Hallowing (de allí su nombre), a las 11:05 hora de Guatemala (17:05 GMT), pero para tranquilidad de todos no provocara por fuerza gravitacional ningún efecto sobre nuestro satélite o la tierra.

La cuestión es grave cuando se piensa que a lo largo de millones de kilómetros en su viaje en el espacio un tirón gravitacional de un cuerpo mayor pueda haberlo desviado unos milímetros los cuales en su trayectoria pueden significar miles de kilómetros y entonces ya no ser 480 mil, si no cero. Que lo anterior sea cierto, solo hay que pensar en el Apófis , el cual pasara a tan solo 38 mil kilómetros sobre nuestras cabezas (leer en esta página los cuatro artículos al respecto), esto para el 2029 y retornará en el 2036.  

La pregunta es: ¿Cuántos de estos objetos cercanos transitan en lo profundo del espacio que rodea la tierra? ¿Cuántos son los que sorpresivamente no son monitoreados y de pronto apareen como fantasmas en la noche? Solo el tiempo lo dirá, mientras tanto los terrestres nos mantenemos despreocupados o pensando en el daño que políticos corruptos y mañosos nos hacen día a día, lo cual representa una agonía lenta para las naciones del mundo.   EMP.