Un Salto de Dos Mil Años…
Un Salto de Dos Mil Años…

 

Lo increíble no tiene tiempo ni espacio, es por esto que no es de extrañar en esta nueva entrega, realicemos un salto de dos mil años.

De la antigua Roma pasamos a la era del espacio. Recuerdo a principios de la década del '70 publiqué un fascículo cuyo titulo era "Astronautas y Ovnis", el cual en su momento impresionó el pionero de la información e investigación ovni en América, mi maestro y amigo, Lic. Pedro Ferríz. (*)

La información que precede proviene del documento anterior. No es la totalidad de lo que integraba el boletín, son tan solo datos del inicio.

Finales de 1954 – Tres años antes del Sputnik, fue descubierto un satélite que giraba en una órbita de aproximadamente mil kilómetros de la superficie terrestre. Esto provocó una conmoción entre las dos potencias. Finalmente ninguna de las dos reclamó la tutela de aquel objeto volador que giraba a una velocidad de 28.000 km. El caso quedó finalmente archivado como "error de detección".

3 de noviembre de 1957 – Un satélite artificial de más de media tonelada fue lanzado con todo éxito por la antigua URSS, era el Sputnik II. Viajaba con una perra a bordo, la famosa Laika, primera mártir del espacio. En esa ocasión había algo que preocupaba enormemente a los técnicos soviéticos: 1) El satélite artificial a los cuatro días de su partida, ya no estaba en su órbita prevista. 2) Al día siguiente era acompañado en su trayectoria por un visitante misterioso (posiblemente el primero objeto volante no identificado de la era espacial). Lo anterior volvió a provocar tensiones entre las potencias, ya que nadie se hizo responsable de aquel artilugio. Fue allí donde a uno de los técnicos se le ocurrió llamarlos "Caballeros Negros".

1958 – El Sputnik IV sufrió una rara avería. En forma misteriosa subió y bajó inexplicablemente. Esto hubiera pasado desapercibido con alguna explicación técnica, a no ser que a los seis días de navegación orbital se le unió en el espacio un desfile de ovnis. Cuatro objetos no identificados lo seguían y lo más increíble fue que poco después se les agregó un quinto.

12 de agosto de 1960 – La estación de rastreo espacial de las Fuerzas Armadas de los E.U. ubicada en Hanscom-Field, Mass, descubrió en la misma fecha del lanzamiento del ECO I, un satélite no identificado. Su órbita fue perfectamente calculada: Apogeo 7.560 km. y un perigeo de 540 km. Su giro era Este – Oeste, su color variaba de rojo a amarillo y se hacia presente en el primer paso nocturno del ECO. Los expertos espaciales no atinaron a explicar la excentricidad de la órbita, el cambio de color y la trayectoria coincidente con el artilugio terrestre.

Octubre de 1962 – Entró en órbita el satélite Anna. Llevaba cuatro luces las cuales permitían a los técnicos su localización, pero además servía para calcular la forma de la Tierra. Por la anterior razón fue conocido como el satélite "Luciérnaga". Fue rastreado y fotografiado dos meses y luego... inexplicablemente la "Luciérnaga" desapareció. La Fuerza Aérea creyendo que su suministro de energía se había agotado, la dio por muerta e inútil y abandono todo trabajo con ella. Sin embargo siete meses después, increíblemente Anna volvió a la vida. Asombrados los expertos comprobaron que su potencia era tan buena como hacia casi un año, cosa inexplicable. Se reiniciaron los trabajos sin problemas.

7 de mayo de 1963 – Al Telstar II se le dio gran publicidad en su lanzamiento. Es quizá el más conocido, incluso una canción llevó su nombre. Funcionó a la perfección hasta el 16 de julio del mismo año para después callar... Quedó mudo y detenido hasta el 12 de agosto y entonces tranquilamente inició su funcionamiento donde se había quedado. Hay que recordar que eran los primeros pasos en la técnica satelital de comunicaciones. Asombrados los operadores no daban crédito a lo que sucedió.

En ambos casos dos satélites dejaron de funcionar y luego, como si alguien los hubiera capturado y luego los puso en órbita, siguieron su funcionamiento con normalidad. Más de alguno lo pensó, pero para ese entonces esto pareció inaceptable. ¡Nadie podía tomar un satélite en el espacio y luego colocarlo en su órbita! Richard Kerschmerot de la Universidad de Hoopkins quien construyó la "Luciérnaga" dijo: "No tengo ninguna explicación para el retorno de las luces". Por su parte S. Mitchell, de los laboratorios Bell, diseñador del Telstar II agregó: "No hay indicación de qué fue lo que provocó la falla, pero pienso que fue un meteorito".

El problema no se resuelve con explicaciones sencillas. Si fue un meteorito la pregunta es: ¿Quién reparo la avería?

* En unión a Pedro, está Fabio Zerpa de la Argentina con quien participamos en el 1º Congreso Internacional de OVNIS, en Acapulco, Guerrero, México, en 1977.

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