TUS CARICIAS PUEDEN CURARME. EL INCREÍBLE PODER DEL AMOR. (1)
TUS CARICIAS PUEDEN CURARME. EL INCREÍBLE PODER DEL AMOR. (1)

Eduardo Mendoza P. – Siglo 30.

Algunos le llaman milagro, otros el poder de los espíritus sanadores, unos más la energía cuántica, la práctica de la imposición de manos y hasta quizá el poder de ser escuchados por Dios.   El tema es largo de desarrollar, pero intensamente discutido y practicado a lo largo de la historia. Los ejemplos no se dejan de esperar en un culto religioso, sesión espirita o visitas a las regiones más místicas del mundo como el Tíbet.

Eduardo Mendoza P. – Siglo 30.

Algunos le llaman milagro, otros el poder de los espíritus sanadores, unos más la energía cuántica, la práctica de la imposición de manos y hasta quizá el poder de ser escuchados por Dios.   El tema es largo de desarrollar, pero intensamente discutido y practicado a lo largo de la historia. Los ejemplos no se dejan de esperar en un culto religioso, sesión espirita o visitas a las regiones más místicas del mundo como el Tíbet.

Recuerdo haber dictado dos conferencias con lleno total en el salón rojo de un restaurante de la ciudad de la Antigua Guatemala, el título: MANOS QUE CURAN.

En esta primera entrega vale la pena citar experiencias sobre este maravilloso tema, quizá y como siempre cuestionado por los escépticos y científicos cabeza dura.

EL BEBE QUE NO COMÍA.

Hace varios años, mediados de la década de los sesenta, siendo parte de una iglesia con un alto cargo espiritual, hoy ya retirado de ella y no siendo desde hace muchos años practicante de ninguna corriente filosófica religiosa, recuerdo muy bien y con agrado varias experiencias en este sentido. Aclaro que esto no significa no crea en un ser superior y por consiguiente en grandes maestros que han transitado sobre la superficie de esta tierra. Retornando a lo que sucedió una buena mañana de un domingo, día de culto.

Fui llamado por una familia miembro para darle una bendición a un pequeño niño de tan solo 10 meses de nacido. En efecto al llegar a la vivienda encontré un bebe postrado en su humilde cuna, estaba desfallecido, sin capacidad de reaccionar, terriblemente aquejado por la deshidratación y extremadamente débil. La diarrea lo hacía victima y ya había sido tratada y controlada, pero el pequeño se negaba a beber cualquier líquido mucho menos comer algo sólido. Por su pequeña edad era difícil la aplicación intravenosa continuada, pero tenía una sonda que le proporcionaba líquido, vitaminas y minerales. El diagnóstico era fatal, si no reaccionaba con paulatinamente ingerir agua y comida (vegetales o compotas incluyendo pecho maternal), inevitablemente sufriría tarde o temprano un shock. .

Ante tal situación ayune y realicé varias oraciones (hoy entiendo una forma de alterar mi inconsciente), un día anterior. Ese domingo alrededor de las 7:30 de la mañana, debía estar presente a las 9 para dirigir el servicio, me postre de rodillas frente al lecho del bebe. Luego con una intensa fe impuse mis manos sobre su pequeña cabecita y oré de nuevo intensamente. Solo pedía con fervor que esa criatura sobreviviera y que retomara su vida normal ingiriendo alimentos de nuevo.

Me retiré a eso de las 8:30, el local que ocupaba la rama de esa iglesia estaba relativamente cerca. Al llegar a mi oficina y preparar mis materiales para pasar a la sala de culto, me llamo un miembro el cual me indicó que urgía contestar una llamada. Preocupado por el bebe que recién había dejado, me apresuré a responder, aun cuando sabía que iba a retrasar unos minutos el inicio del culto. La voz desde el otro aparato se identifico como la familia del pequeño enfermo. Mi corazón latió intensamente por que imagine lo peor. La madre de aquella criatura con lagrimas en los ojos me dijo: “Hermano JC despertó y bastante lúcido. Yo lo tome en mis brazos y le ofrecí pecho”… ¡El succionó como si no hubiera estado postrado por días, bebió como nunca voy a olvidar!

Bastaron 20 minutos para que mis caricias, mis manos, mi deseo y el poder que todos llevamos y dado por alguien más allá de todo lo que vemos, produjera el milagro.

No fue la iglesia, no es Eduardo, fue el poder de la intensión, la energía sanadora. EL PODER DEL INMENSO AMOR POR AQUEL SER INDEFENSO! Es esa energía que todo ser humano lleva en cada célula, una fuerza que se pueda utilizar para hacer el bien o para el hacer mal.  

caricias2 20abril2016

QUIENES PUEDEN CURAR.

La respuesta es ¡TODOS¡. Si algo es cierto es que las curaciones milagrosas o la imposición de manos existen en todas las religiones, los pases llamados magnéticos o el poder de la intensión no es propiedad particular de ninguna filosofía religiosa, la sanación esta presente en el catolicismo, en los cristianos evangélicos, en los monjes del Tíbet, en los chamanes, brujos y curanderos de las montañas y las selvas. Es un poder o energía que hoy ya es estudio de la ciencia cuántica, es el Campo Punto Cero del que se habla la física de última generación, es el poder de la oración de unos religiosos o un laico. ¿Qué es? ¿Por qué las oraciones pareciera que no sobrepasan el techo de nuestras casas?, ¿Por qué a veces funcionan y a veces no? Este será un tema posterior y por lo pronto y en forma personal mi vida está llena de estos “milagros” que como tales no existen, lo que si hay es el poder de manipular células y funcionamientos biológicos para revertir incluso las que están dañadas por el cáncer. ¿Lo cree usted? En el próximo los experimentos científicos que avalan que el amor y las caricias pueden sanar. EMP  

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